Posibilidad de conclusiones
#9 of Formas de contar una historia
â€Le despierta su propia voz mecánica luego de cinco veces que sonó el teléfono. Ya es de mañana. Recostado sobre un sofá Andrew escucha sus palabras grabadas hace más de tres meses en su máquina contestadora. Aún le duele el rostro.
         â€â€"Hola quien seas. Por lo pronto no puedo contestar pero puedes dejar un mensaje y en cuanto pueda te responderé. O si quieres puedes llamar luego. Ciaoâ€".
         La voz al otro lado de la lÃnea le hace saber que se encuentra solo en casa. Se incorpora rápidamente enredando sus piernas con la ligera manta que de manera mÃnima cubrÃa su cuerpo. Cae al suelo mientras la voz continua hablando.
         â€â€"Sé que fue egoÃsta de mi parte salir de tu casa sin decirte nada. Pero ¿qué más podÃa decirte sino sólo gracias? Aunque en realidad no valió la pena de todos modos. Eres un buen corcel y siento decirte que a pesar de todo eso no es suficiente. Por favor no levantes el auricular. Sé que estás allà y si no respondiste antes fue porque aún dormÃas. Créeme que si respondes no sabrás nunca las razones de mi huidaâ€".
         â€Andrew descansa su mano sobre el aparato. Siente el frio del plástico negro. Respira agitado, una sensación similar a aquellas cuando era un potro y sus padres entraban molestos a su habitación por alguna travesura que habÃa realizado. Era un miedo acerca de algo más grande que él. Quizá peor que un castigo de antaño. No se atreve a moverse.
         â€â€"Créeme que yo no necesito promesas de ningún tipo. Como te dije eres alguien bueno pero yo soy una unicornio. Necesito más que simple protección o quizá un amor que podrÃa despertar en mà â€"la voz de Helen se entrecorta al intentar continuarâ€". Quizá sea algo maravilloso eso que llaman amor. Que alguien esté para ti para todo y estar igualmente para alguien más. Siempre serás mi prÃncipeâ€".
         â€El corazón del corcel se agita intensamente. Lo escucha retumbar en su interior. Es tan fuerte que puede incluso ensordecerlo impidiendo escuchar las palabras de Helen. Cada palabra pareciera ser pronunciada con lentitud, como si necesitara ser comprendida perfectamente antes de desvanecerse en el pasado. Y cuando la unicornio perdió un momento la voz Andrew sintió un nudo en la garganta.
         â€â€"No te preocupes, no regresaré con Gontrán. Mis padres ya iniciaron una demanda legal en su contra. Además, no soy tan estúpida como otras hembras. No. Pero encontraré otro prÃncipe sobre el cual pueda descansar la cabeza y tener seguro mi futuro. La verdad es que de ti apenas si conozco el nombre pero no creo que puedas satisfacerme más que en lo sexual. Aunque fue hermoso.
         â€â€˜Pero debo decirlo, sin más vueltas, sin adornos que disminuyan el efecto. Soy Helen Rivalpando y no puedo terminar con un simple mecánico, no mi querido. Aunque seas lo más real que he tenido, lo más bello que he experimentado, lo más intenso que he saboreado sé que tales alegrÃas no serán suficientes para compensar la frustración de una vida miserable. ¿Acaso pensaste ser mi salvador? ¿Acaso me entregarÃa a ti completamente por liberarme de un tirano celoso? ¿Acaso el amor lo vence todo? Patrañas querido mÃo, son sólo patrañas. Ahora puedes responder la llamada, puesto que he terminado de hablarâ€".
         â€El silencio invade el departamento. Todo es frió y permanece asà aun después que le tono de colgado seguÃa escuchándose en el auricular. Andrew lo levantó e intentó decir algo sin embargo no pudo hacerlo. Helen se despidió pidiéndole perdón y que no la buscara. ‘Fue una aventura de una noche, como otras que he tenido’ â€"dijo ellaâ€". Y en un susurro se dijeron adiós.â€
         Julián termina de leer el cuento de Gariel cuando la puerta de su despacho se abre y ante él una rata blanca con gafas negras avanza mientras habla apresuradamente.
         â€"Por fin lo conseguà maestro. Un nuevo objetivo para mi tesis. Replantee todo y ahora creo que conseguà algo que valdrá la pena.
         El oso se sorprende ante la entrada vertiginosa de Ricardo. Desde una semana atrás no sabÃa de él y ahora está allà con su pesada mochila en hombros y la multitud de papeles entre brazos hablando sin parar sobre su nuevo objetivo de trabajo. Ha sido tan intensa la impresión que le dio su alumno que abandonó sobre el escritorio la revista que tenÃa entre sus garras.
         Ricardo extiende hacia el oso un par de cuartillas. Escritas en ellas se resume todo lo que la rata comienza a narrar. Explicaciones detallas en procedimientos y planteamientos. Una exposición que agota en momentos al joven alumno y hace que pierda su voz intentando recuperar el aliento. Su cuerpo delgado se agita al pronunciar ciertas palabras clave en su trabajo. Se muestra orgulloso. Toda su frustración y furia se desahoga en ese momento esperando la aprobación de su tutor.
         Pero Julián está muy lejos de entender lo que Ricardo señala con insistencia puesto que en lo único en que puede pensar ahora es en las palabras leÃdas antes de su llegada. Cada personaje imaginario que describió el lobo toma el rostro de alguien en la vida cotidiana del oso. Reconoce en Andrew la figura de Félix y en la de Helen y Gontrán la personalidad del autor. Mientras que en el final las palabras de Erika cobran razón.
         â€"Es verdad, â€"piensa el osoâ€" Gariel no puede ser el héroe de esta historia. Es más, es la vÃctima por su culpa.
         â€"¿Cree usted que esto pueda ser realizado, maestro? â€"pregunta finalmente Ricardo luego de varios minutos de discurso imparable. Julián lo observa y ve en él la agitación de una pasión por conseguir algo, la alegrÃa que conlleva el simple intento por alcanzarlo, la fuerza que exhala la rata a través de sus ropas empapadas. No sabe que decirle, no le escuchó pero entiende que una negativa puede ser fatal para alguien en el estado del joven.
         â€"Me parece que conseguiste lo que esperábamos â€"dice midiendo cada palabra en la expresión de Ricardoâ€". Esto era lo que yo querÃa que hicieras. Ahora tienes mi autorización para llevar a cabo el estudio que me propones.
         La rata es incapaz de esconder la emoción que le embriaga. Sale del despacho para iniciar los preparativos para su experimento dejando a solas a Julián quien toma de nuevo la revista que dejó en el escritorio y relee la historia del lobo.
         Por su parte Lorena se dice a sà misma, luego de leer el cuento de su hermano: â€"¡Ay hermanito! ¿Qué hiciste ahora?â€" Se encuentra sentada, con las piernas recogidas, en el sofá de casa de sus padres. Repasa una y otra vez las páginas de la revista que ha estado leyendo.
         â€"¿LeÃste ya el cuento de tu hermano? â€"pregunta un gran lobo mientras desciende por la escaleras. Lorena voltea para ver a su padre quien con las mangas de su camisa azul recogidas hacia arriba y un par de pantalones grises camina para tomar asiento en la mesa del comedor donde su diario y una taza caliente de café le esperan.
         Lorena no responde a la inquietud del lobo hasta verlo pasar frente a ella. Su padre marcha inclinándose al avanzar con la pierna izquierda. Lo recuerda jugando con ella en el parque cercano, cuando ambos pateaban una pelota verde y él gritaba emocionado. La imagen de su padre parece grabada en un cuadro de vivos colores tanto en su memoria como en el tiempo presente. Al tenerlo frente a ella, sentado a la mesa bebiendo su taza de café, responde:
         â€"Si papi, ya lo leÃ.
         â€"¿Y qué te pareció? â€"pregunta y bebe un sorbo a su café.
         â€"Qué puedo decirte â€"dice la loba agitando las garrasâ€". TenÃa que menospreciar mi consejo.
         â€"¿Qué le recomendaste?
         â€"Una historia muy linda sobre un par de jóvenes que sentÃan que sus vidas estaban siendo destruidas por la incomprensión del mundo y de sus padres. HuÃan intentado vivir su amor en plenitud, sin miedos ni culpas. Pero que después de todo, sus ilusiones no son suficientes para un mundo no creado para la debilidad del sentimentalismo.
         â€"No seas asà hija â€"responde el loboâ€". Tu hermano descubrió su corazón. Al fin dejó de esconderse. Eso debiera tener algún mérito, ¿no crees?
         â€"Ay papá â€"refunfuña la hijaâ€". No digas eso. Odio que imites a mamá.
         â€"¿Hablan de mi? â€"pregunta una loba al entrar por la puerta. Una fragancia dulce pero punzante entra con ella a la habitación. Deposita una bolsa plástica en la mesa del comedor e interviene en la conversaciónâ€". ¿O es acaso del cuento de tu hermano?
         â€"De las dos cosas mami â€"responde Lorena acurrucándose en el sofáâ€". Gariel escribió algo que hasta tú entenderÃas.
         â€"Seguro que lo entendà y me hizo reÃr mucho. â€"señala la loba mientras entra a la cocina.
         â€"Y le decÃa a tu hija â€"interviene ahora el padreâ€" que no fuera tan dura. Que después de todo Gariel por fin dijo lo que sentÃa por su amigo.
         â€"Amigo o amante papá â€"espeta Lorena con sarcasmoâ€". Que a estas alturas ya no veo diferencias.
         â€"Basta Lorena. DeberÃas estar orgullosa de Gariel â€"dice desde la cocina su madre.
         â€"¡Ah! Ahora la regañada soy yo. IncreÃble. Papá ¿por qué no pude ser hija única?
         â€"Por que él nació primero â€"señala con calma el lobo.
         â€"Y además fue deseado â€"agrega rápidamente la loba en la cocina.
         â€"Eres cruel mamá. â€"dice Lorena al acercarse por detrás a su madre y tomándola por la cintura finge morderla en el cuello.
         â€"Sabes que es broma. No te pongas sentimental.
         Madre e hija preparan el desayuno mientras el gran lobo gris continúa leyendo el diario matutino. Cuando los guisos están listos todos toman asiento para tomar el desayuno. Entre ellos se forma un silencio mientras lo comen.
         Cuando los tres se encontraban a la mesa, un auto color rojo cruza por la calle frente a su casa. Un pantera habla nervioso a través de su aparato celular mientras conduce. En la esquina, una señal de alto le hace detener el vehÃculo. Ha manejado por varios kilómetros y ahora está cerca de su lugar de trabajo.
         â€"Si amor, si… Claro no lo olvidaré, estaré allà a las ocho. Lo prometo… Yo también te quiero mucho… Mil besos cariño… Ciao â€"Luego apaga su aparato celular y arranca el automóvil ante la señal verde del semáforo. Luis ha conducido por varias calles donde las fursonas caminan de un lado a otro. Mira a su lado izquierdo descubriendo el camellón central donde un extenso jardÃn se encuentra. Pasto verde, árboles y algunas crÃas correteando en ese espacio. Mientras a su derecha las casas pintadas de azul, amarillo y verde abren sus puertas de las que salen los furs hacia sus tareas del dÃa.
         En el asiento del copiloto hay una revista que en su portada grandes letras gritan por atraer la atención del conductor. La compró hace algunos minutos y hojeándola un poco encontró el cuento de Gariel. Leyó algunas lÃneas y sus pensamientos huyeron tan lejos que no escuchaba los claxon de los automovilistas que venÃan atrás de él.
         â€"Con que después de todo si era de esto de lo que se trataba â€"piensa el pantera mientras da vuelta a la derecha tomando una ancha avenidaâ€". No entiendo por qué ambos se pasan el tiempo tirando de un lado a otro. Tan fácil que serÃa que se animaran a estar juntos. Pero en qué estoy pensando, se matarÃan entre ellos. No creo que Félix abandone su vida de don Juan por nada, y Gariel cada noche estarÃa destrozado por los celos. Si que son complicados estos dos.
         La señal en rojo lo obliga a detenerse de nuevo. Un rinoceronte y su pequeña crÃa cruzan frente a él. Todo se agita en la ciudad cuando el cielo brilla en azul. A ambos lados de la avenida las tiendas y comercios abren sus puertas. Es el primer dÃa de la semana y a pesar de las revelaciones que trajo consigo la mañana toda la vitalidad de un dÃa perfecto no menguará en lo absoluto.
         â€"Pero, ¿qué tan difÃcil es mentir? â€"continúa cavilando cuando el semáforo cambia a verde de nuevoâ€" Nora no se entera de nada cuando salgo con mis amigos. Y si lo hace no parece importarle. Tal vez sea conveniente reconocer que eso de la lealtad no es más que un cuento infantil. Pero es cierto que sólo en mi caso han sido besos y algunas caricias. En comparación con Félix lo que hago son cosas de niños.
         â€La verdad le soy fiel a Nora. Nunca he pensado en sobrepasar los lÃmites con otras hembras. Jamás voy a lugares con el propósito de ligar a alguien. Son ellas las que se lanzan a mà y no creo que sea muy cortés despacharlas asà como asÃ. Además con unas copas encima cualquier cosa puede pasar.
         â€Â¿Pero si me lo hiciera Nora a mi? Bueno, confÃo en ella. Y la conozco, no creo que lo haga pero en el remoto caso de que lo hiciera qué importa. Está en su derecho y es divertido. Veamos, hagamos de cuenta que es cierto. De que me acabo de enterar que ella estuvo con un chico la noche pasada y que ésta noche la veré a ella y a sus padres, ¿cómo me sentirÃa? Pues molesto, inevitable. Traicionado a mis espaldas. Creo que no fue buena idea pensar en eso.â€
         Llega al edificio de cristal donde las oficinas de la corporación se encuentran instaladas. Rodea la manzana para alcanzar la entrada del estacionamiento subterráneo. Presenta su credencial al oficial y éste le permite el acceso. Conduce hasta su cajón de aparcamiento donde detiene su automóvil.
         â€"Pero esos dos no son como yo y Nora. Ellos se matarÃan sin remordimientos. Me pregunto si Félix ya leyó el cuento â€"baja Luis del automóvil y camina hacia el ascensor que le llevará al décimo piso.
         Sin embargo Félix habÃa llegado a la oficina veinte minutos antes. Salió temprano de casa para comprar la revista que contenÃa el cuento de Gariel. En el puesto de revistas empezó a hojearla y mientras caminaba leÃa su contenido. Se detuvo un autobús, subió a él y mientras avanzaba por la ciudad terminó de leer la historia escrita por el lobo. La media hora del trayecto pasó desapercibida para el jaguar.
         Ahora permanece con la cabeza apoyada en una garra y mira al frente sin ver a nadie. Sobre el escritorio descansa la revista cerrada que hacÃa poco fuera leÃda. El jaguar imagina los eventos del pasado. El concierto de la semana pasada y la conversación que tuvo con Gariel. No escucha el timbre del teléfono.
         â€"¿No piensas contestar? â€"Félix mira hacia arriba y encuentra el rostro de Luis. Su semblante parece desconcertado ante la pregunta de su amigo.
         â€"Despacho del licenciado Ãlvarez, buenos dÃas â€"responde el pantera ante el desconcierto de Félix.
         El jaguar observa con el hocico abierto como el pantera responde a la llamada. Todo le parece fuera de lugar, como si estuviera separado por una burbuja que hace opacas las imágenes que le rodean. Luis con su traje azul marino es tan irreal como su escritorio, la computadora encima de él y la repisa que en el muro sostiene una pelota de beisbol y algunos pequeños reconocimientos ganados durante la universidad. Es oscura la habitación. Las largas cortinas permanecen cerradas siendo la luz artificial la que da esa sensación de frÃo sobre los muebles y las dos fursonas que se encuentran en su interior.
         â€"Si… Entiendo señorita… No hay problema yo le informaré al licenciado Ãlvarez sobre ello… No se preocupe, el reporte mensual estará listo para mañana… No, muchas gracias a usted. â€"La conversación llega a su fin. Luego de colgar Luis saca una pluma de su saco y en un papel escribe el mensaje dejado durante la llamada telefónica.
         â€"Era del bufete de abogados Hernández y asociados, esperan que esté listo el informe de gastos mensuales. Lo necesitan mañana. Vendrá un mensajero por ellos a mediodÃa. ¿Están listos? Â
         â€"Si â€"responde el jaguar mecánicamenteâ€". Aquà están.
         De un cajón del escritorio extrae una carpeta donde los documentos solicitados se encuentran. Luis la abre y analiza su contenido, luego la entrega a Félix quien la abandona sin atender donde.
          â€"Supongo que ya leÃste el cuento â€"asevera Luis al ver la revista en el escritorio de su amigo.Â
          â€"Si â€"responde este con una mirada cristalina.
          â€"Y por como estás supongo que llegaste a la misma conclusión que yo â€"señala el pantera tomando asiento frente a su amigo.
          â€"Sà te refieres a que me rechazó de una manera muy artÃstica y elocuente si, lo entendÃ.
         â€"Bueno, â€"dice Luis intentado mejorar el animo de Félixâ€" no es tan malo. Las cosas, después de todo, quedarán iguales.
         â€"No Luis, no entiendes â€"grita el jaguar para luego intentar serenarse y no romper en llantoâ€". El error fue mÃo. Yo provoqué que me rechazara.
         â€"Todos te conocemos como eres â€"dice Luis acercándoseleâ€". Te gustan las fiestas y andar de conquistador con todo lo que pasa frente a ti. Asà como vives, créeme, no podrás hacer una relación duradera.
         â€"Te equivocas. Mi forma de vida no le importa en lo mÃnimo a Gariel. Lo que lo hizo señalarme asà fue mi debilidad.
         â€"¿Cómo?
         â€"La semana pasada, cuando fue la fiesta de Manuel, yo le dije al lobo algo de lo que me arrepiento todavÃa. La noche anterior tuve un problema con Leandro o Leónidas, la verdad no recuerdo el nombre de ese león. El punto es que, luego del pleito con él, fui a casa de Gariel porque me sentÃa solo. Todo hubiera estado bien si no hubiera sido tan estúpido como para decÃrselo. Le dije que me sentÃa solo, que querÃa a alguien que me acompañara.Â
         â€Me di cuenta de mi error muy tarde. Pero sabes una cosa, Gariel me ama. Lo sé, no es una alucinación mÃa. Y lo puedes comprobar en este cuento que escribió. La pasión de ella con el caballo se percibe. Pero, cómo va estar con alguien que ante cualquier eventualidad se siente destrozado y solo. Yo lo podÃa todo, Gariel contaba conmigo para cualquier cosa. Pudo enamorarse de mà por ser fuerte, pero ahora para él no soy mejor que cualquiera. Soy un patético sentimentalista que busca ser amado, amar y ser feliz.â€
         Luis escucha atento el discurso de Félix y mira a ese fur con la misma mirada que debe hacerlo Gariel. Pequeño, indefenso, sin la gloria del jaguar altanero y conquistador que lo puede todo. Fue esta realidad la que hizo que el lobo lo rechazara de manera pública frente a todos sus amigos. Un castigo por encima de la amistad y el cariño que puede sentirse hacia alguien. Por un momento el pantera siente desprecio hacia el lobo que se atrevió a ser tan cruel pero luego ese juicio cambia al ver las lagrimas rodando por las mejillas de Félix. Ahora siente repulsión hacia su mejor amigo.
         Luis se levanta sin apartar la vista de Félix. Intenta decir alguna cosa, mas ninguna palabra atina a expresar con exactitud su emoción. Ambos quedan fijos en los ojos del otro. Al final, Luis sale de la oficina cerrando la puerta tras de sÃ.
         A casi cinco kilómetros de allà Liliana cuelga el teléfono y se dirige a la oficina de la licenciada Jáuregui para comunicarle que el licenciado Ãlvarez enviará el dÃa de mañana los documentos relacionados con los gastos e ingresos del mes pasado. Luego de agradecérsele la información la armadillo regresa a su escritorio a atender otros asuntos relacionados con su trabajo de secretaria.
         Mientras tanto la licenciada Erika Jáuregui continúa la lectura del cuento de Gariel. El cliente que habÃa citado no se presentó y ahora cuenta con una hora libre.
         â€"Como si no fueran suficientes los problemas aquà â€"piensa la tigresaâ€" ahora también estos dos van a ponerme difÃcil esta semana.
         Erika descansa su cuerpo en el respaldo del sillón que utiliza. Relajada cruza los brazos sobre su cabeza mientras inhala profundamente conteniendo en su garganta los comentarios que quisiera proferir. Comprendió en cuanto leyó el escrito que una serie de conversaciones entre todos los amigos iban a iniciar. Voltea a su derecha en dirección al teléfono celular que dejó sobre el escritorio. Está segura de que en un momento a otro una llamada entrará o un mensaje de texto llegará. Hace una mueca de desprecio y se levanta de su asiento.
         â€"Siempre es lo mismo en todos lados â€"se dice a sà misma mientras camina por los pasillos del despacho de abogados. Mira a sus compañeros charlar y beber café. Nadie atiende al ceño fruncido de la tigresa. â€"Se quejan de cualquier tonterÃa. Siempre se la pasan sufriendo por nada. Como lo del licenciado Montaráz. Tan fácil era que le dijera a su esposa lo que ocurrÃa y luego, ambos hicieran algo, o al menos él que era el del problema. Pero no, se la pasan escondiendo, inventando, y engañándose con el único fin, parece, de descubrir ante los demás sus propios pecados. Son peores que cachorros.
         Se detiene ante el ventanal. La ciudad se extiende hacia todas direcciones. A derecha e izquierda edificios modernistas enmarcan el cuadro de la ciudad antigua donde sus casas construyen un rompecabezas de colores y las iglesias levantan sus torres como islas en medio de un mar de concreto y ladrillo. Siempre le gustó la vista que desde el piso once se apreciaba.
         â€"Y si no pueden con sus decisiones, al menos podÃan evitar tomarlas. Eso es lo que pasa, son unos cobardes. Se atreven a crear sueños de perfecta belleza sin aceptar que la realidad no es semejante a un cuentito o novela. Eso le pasa a Gariel, vive en su mundito de fantasÃa buscando al fur perfecto que sólo él puede imaginar. O Félix inventándose dÃa con dÃa para que no descubran la base sobre la que se inventó a sà mismo. Al menos Julián es más realista, patético pero realista. ¿Cómo terminé con estos tres como amigos?
         Voces y teléfonos suenan alrededor. Una gacela cruza corriendo del elevador a una oficina llevando un portafolio, un conejo salta de teléfono en teléfono confundiéndose en el proceso, y una armadillo se acerca hasta Erika para informarle que recién llamó el dueño de una tienda de discos para consultar el proceso legal contra un distribuidor. La tigresa se encuentra saturada.
         â€"Por favor Liliana, dame un momento más â€"le dice molesta a su secretaria, luego la detiene y dice: â€"No, espera. Quiero preguntarte ¿crees que realmente se pueda conseguir lo que se quiere, cualquier cosa que se quiera?
         â€"No licenciada â€"responde titubeante la secretaria adquiriendo seguridad al avanzar en su respuesta â€". Se puede luchar y trabajar duro pero no siempre se consigue. Pero lo que se consigue se convierte en lo que realmente necesitamos en la vida.
         â€"Y ¿eso no es conformismo? â€"pregunta Erika extrañada de la respuesta de la armadillo.Â
         â€"Yo creo que es más bien satisfacción â€"responde pausadamenteâ€". Después de todo se hizo todo lo posible, entonces el logro es el lÃmite de nuestros esfuerzos. Sólo se obtiene lo que se hace.
         â€"Pero siendo asà puede darse la desilusión. ¿Cómo explicar eso? â€"la conversación empezó a entretener a la tigresa.
         â€"Es cierto pero es por capricho. La madurez da la sensatez para discriminar entre lo bueno, lo útil y lo necesario.Â
         â€"Gracias Liliana, â€"señala Erika sonriendoâ€" en un momento voy a la oficina.
         Liliana regresa a su escritorio mientras la licenciada Jáuregui continúa contemplando el paisaje.
         Por la tarde, en un amplio espejo se refleja la imagen de Gariel levantando una pesa. Sus ojos amarillos quedan fijos en los de su contraparte. Uno y otro, el lobo reflejado y el real, compiten frente a frente en su esfuerzo. Gotas de sudor corren con el rostro del escritor, mientras aprieta los dientes intentado terminar la última serie de ejercicios. En las bocinas una melodÃa monótona ambienta el espacio encerrado y caliente del gimnasio.
         La pesa cae al suelo emitiendo un sonido metálico al chocar entre sà los discos que la conforman. El lobo está exhausto. Dos horas ha permanecido allà imaginando una y otra vez las reacciones de sus lectores cuando lean su obra.
         â€"Supongo que todos mis lectores tienen su punto de vista acerca de este cuento â€"piensa mientras seca su rostro con una ya empapada toalla blanca. Toda su ropa está en la misma condición siendo que en la transparencia de su playera blanca se hacen visibles las formas de su delgado cuerpo.
         Mira, a través del espejo, a un elefante levantar cuarenta kilogramos con uno de sus brazos y a un león rugiendo cada vez que levanta una pesada barra. Todos en su propio mundo sin verse ni hablarse. El gimnasio queda cerca de la casa de Gariel y es en él donde se refugia cuando sabe que pronto una serie de problemas se llegarán.
         â€"Pues bueno. Es hora de ponerle punto final a esto. â€"diciéndolo en voz baja camina hacia las regaderas del lugar. Se desnuda, abre la llave y siente el agua frÃa correr por su cuerpo. Terminado de hacer esto viste su muda de ropa y sale del establecimiento. Camina a casa mientras el atardecer esta próximo a caer.
Â
         Al final del dÃa Félix llega a la casa de Gariel. Golpea un par de veces la puerta y espera ser recibido. El jaguar siente a su corazón latir y su sangre cruzar por las venas de su cabeza. Es una presión que apenas puede soportar. Respira cada vez más rápido anhelando que el momento en que se abra la puerta tarde una eternidad más.
         La puerta se abre y un lobo de piel plateada y ojos amarillos le recibe sonriendo. Ambos quedan prendidos uno del otro. El lobo invita a pasar al jaguar quien, al cerrar la puerta tras de sÃ, confiesa:
         â€"Gariel, te amo â€"y el peso de su pecho se desploma dejándole respirar.
         â€"Yo también Félix â€"le responde el loboâ€". Te amo.
         â€"¿Pero eso significa que nunca nos volveremos a ver? â€"pregunta el jaguar sentándose en el sofá. Gariel toma asiento a su lado.
         â€"Quizá, si tú quieres â€"dice mirándole.
         â€"No quiero.
         â€"Entonces â€"dice el lobo recostase en el hombro de Félixâ€" sólo amémonos y listo.
         â€"Que simple lo planteas â€"y lo abraza con fuerza.
         â€"Tienes razón, no lo es pero lo sabemos â€"e incorporándose un poco, con el fin de tenerlo frente a sÃ, sentenciaâ€". Temo que ambos nos estorbamos para amarnos.
         â€"Amigo mÃo, no seas tan cÃnico y ermitaño â€"Félix dice con sarcasmoâ€". Bien sabes que nosotros no controlamos esto ¿cierto?
         â€"Si, lo sé â€"dice Gariel quien ahora pierde su mirada en la pintura del muroâ€". Terminaremos en más de una ocasión en la cama, lloraremos por ambos, diremos que hemos iniciado una relación y luego la terminaremos. Nos haremos escenas y no nos hablaremos por semanas e incluso meses. Luego diremos que somos sólo amigos pero volveremos a ser estúpidos e iniciaremos este ciclo una y otra vez hasta que alguno lo decida romper.
         â€"Y quizá nos obsesionemos â€"dice el jaguar completando el pensamiento del loboâ€" y nos hagamos la vida imposible en nombre de nuestro amor.
         â€"Si, â€"sonrÃe Gariel depositando su garra sobre la pierna de su amigoâ€" y aún sabiendo que todo eso ocurrirá no podremos evitar hacerlo.
         â€"El problema está en que somos animales â€"ahora es el jaguar quien toca la garra de su compañeroâ€". Quizá si fuéramos hombres, hombres de verdad con filosofÃas, conocimientos, sentimientos, fantasÃas, fe, escaparÃamos de ello.
         â€"Lo dudo. Asà que olvida esa esperanza.
         â€"Pero si nunca nació â€"exclama Félix con irónico timbre de voz y poniéndose de pie inicia su despedidaâ€". Siendo que las cosas quedarán asà llamaré a aquel toro que conocà en la fiesta de Manuel. Se llama Héctor y es padre de dosterneritos.
         â€"¿Acaso alguien maduro esta vez? â€"pregunta con sarcasmo el lobo levantando la mirada hacia al jaguar quien rÃe para concluir:
         â€"No hay nadie igual a nosotros querido. Nadie.
FIN