La Perra De Mi Vecino
#6 of Interacciones Furrries-Humanas
Hola a todos,
Quinto y Ultimo Capítulo de Interacciónes Furries-Humanas.
Como verán, este último capitulo habla acerca de lo que hay en el furry pero que muchos no se atreven a decir. Yo no digo si esto está bien o mal, tampoco se puede juzgar un tema que no dominas y no comprendes. Cuidado cuando lean.
"Humanos descubriendo la parte oculta de sí mismos. Hay caminos engañosos que nos llevan a lugares perversos, la moralidad y la ética nos ofrecen una guía para no caer en ellos, aunque estas también se equivocan".
La calle de "Valle Viejo" es un lugar donde nunca pasa nada, mientras en todos los lugares del mundo hay sucesos que marcan la vida de la gente aquí solamente nada de nada, no hay nada que decir o que hacer. Toda la calle es gobernada por familias de alto poder económico apáticas entre sí. Nunca pasa nada y si pasa algo todo se queda en secreto por algunos cuantos. El rumor de la gente sobre un una pareja que se mudó hace mucho tiempo aún se escucha. Según, un joven muy amigo de esa pareja fue sorprendido robándose las joyas más preciadas, cuando la pareja lo vio ambos exclamaron un fuerte "¡Santo Dios!" que se escuchó por toda la calle; o también dicen que ese joven estaba tirándose a la esposa y el esposo los sorprendió. Lo cierto es que ninguna versión se acerca al suceso original que realmente es difícil de creer y no creo que a muchos les guste escucharla.
Todo comenzó una tarde de principios de primavera cuando la casa más cara de la calle fue comprada por Los Watson, quien era un esposo y una esposa solamente. Pronto llegaron los camiones de mudanza y los vecinos para utilizar la casa, todos los vecinos estaban de curiosos tratando de saber más de los nuevos vecinos. La casa más lujosa estaba a lado de una casa menos lujosa donde vivía un joven de 15 años llamado Javier. Era un joven muy brillante según decían sus padres, tenía una beca completa en el colegio donde estaba y muchas preparatorias privadas ya le estaban siguiendo el paso. A este joven le gustaba la mecánica y sus habilidades con las herramientas eran impresionantes al igual con su habilidad para ser cálculos. La familia de Javier era muy simple: padre, madre y él.
Cuando los nuevos vecinos llegaron Javier no se interesó en absoluto pero para sus padres esto era una gran oportunidad para ser amigos de nuevas personas ricas, lejos de la demás "gentuza" que poblaba la calle. Obligaron a que Javier les llevase un presente de bienvenida: un pastel de plátano. Javier de mala gana fue a la casa de los nuevos vecinos, tocó el timbre y nadie le contestó, como la puerta estaba abierta a Javier se le hizo fácil entrar para dejar el pastel ahí e irse sin problemas. Dentro de la casa igual no había nadie, solo había muchas cajas y muebles sin acomodar. Avanzó unos metros más cuando un perro labrador blanco se le lanzó encima, Javier dejó caer el pastel y él también cayó al piso sin la posibilidad de moverse y correr porque el perro estaba sobre su pecho gruñendo y enseñando los colmillos dispuesto a morder al extraño en cuanto hiciera algo estúpido. En ese momento los vecinos llegaron y alejaron a su mascota del extraño, hubo una disculpa de ambos por el malentendido y así como arte de magia se rompió el hielo.
En esa misma noche los nuevos vecinos invitaron a la familia de Javier a una cena en su casa, por una pequeña metida de pata todo les comenzó de maravilla. Los Watson, eran solamente una pareja con gran cantidad de dinero y una mascota a la que no le gustaban los extraños. Ambas familias cuentan de sus vidas: El Sr. Watson es dueño de una fuerte marca de automóviles mientras que la Sra. Watson es diseñadora de modas. De la familia de Javier no hay mucho que decir, sus padres trabajan en el gobierno y Javier está en la secundaria con alto promedio. Hay risas, chistes, pifias lingüísticas y una cena maravillosa. El encuentro termina muy bien, el Sr. Watson viendo el talento potencial de Javier con la ingeniería automotriz le ofrece un trabajo como su asistente personal, para orientarlo a su vocación principalmente.
Javier, quien no tenia deseos de conocer a los nuevos vecinos después de varias semanas ambas familias se convirtieron en "buenos amigos". Su mascota llamada Kaila seguía manteniendo una distancia fuerte al desconocido pero después del tiempo ella por fin lo vio como un miembro de su familia. Kaila era una perra muy linda; su pelaje suave y blanco, con ojos oscuros muy curiosos, una nariz muy fría, con una actitud juguetona y risueña si eras un conocido, con un desconocido era una fiera.
Los proyectos del Sr. Watson eran analizar los nuevos modelos de autos para los siguientes años. Planos, cálculos, errores de diseño, lista de materiales, etc. Javier le gustaba mucho tener en sus manos información tan valiosa, todos los planos y diseños eran para él un juego que nunca pretendía dejar. Javier era realmente bueno con los números y creativo en ideas, así que durante la época vacacional el Sr. Watson lo llevó varias veces a su nueva fábrica automotriz con el fin de que Javier viera sus ideas en acción. La relación con Javier y la pareja de adinerados era más que interesante, veían en ese joven de 15 años un hijo que nunca tuvieron y eso trajo como consecuencia una confianza más fuerte, mucha mejor confianza que los padres de Javier. Una pantalla gigante en su cumpleaños, unas vacaciones privadas a las "Playas del Cabo", eran algunos regalos para el joven. Incluso la relación de Los Watson afectó en parte las demás relaciones de Javier; su novia lo dejó porque ya no tenía tiempo para ella y muchos de sus amigos los perdió, al parecer eso no le importaba mucho a Javier. El joven también era de gran ayuda para el cuidado de la casa, cuando los Watson tenían que ir a un viaje de negocios a una presentación de moda dejaban como "propietario provisional" a Javier, las tareas eran muy sencillas, la principal era la de cuidar a Kaila.
En esos días de soledad Kaila siempre estaba inquieta por obtener atención, en un principio Javier era apático con la tarea, igual, el tiempo pasó y ambos se acostumbraron a su presencia. Ahora sabía porque los Watson tenían a este bello animal: era una mascota excepcional tanto en su belleza como en su personalidad e inteligencia. En las noches cuando Javier tenía que marcharse, Kaila hacia todo lo necesario para implorar un poco más de tiempo. Javier no podía resistirse a una cara tan triste y una personalidad tan encantadora, y se quedaba otro rato o a veces se llevaba a Kaila a su casa, cosa que no les gustaba a sus padres, pero viendo los regalos, la buena relación y el dinero que podían sacar de esto no decían absolutamente nada.
Una noche los Watson tuvieron que ir a una presentación de moda y Javier se quedó muy tarde cuidando a Kaila. En esa noche no tenía nada que hacer porque todo ya estaba hecho, puso la TV en un canal para adultos donde se entretuvo un buen rato. Después metió su mano debajo del pantalón, tocándose un poco sin llegar a lo intenso cuando llegó Kaila a pedir atención. Javier dejó su placer y le decido tiempo a la perra labradora. Sin darle importancia a su mano que tenía fluidos de su miembro acarició el rostro de Kaila, quien comenzó a lamer su mano con un vigor más notable. Javier no lo vio venir, Kaila fue a la entrepierna del joven donde primero olfateó y después lamió, la acción de la perra creó una reacción inesperada en Javier.
Después del embarazoso incidente Javier dejó a la canida durmiendo en su pequeña cama para perro y se fue a casa. Sus padres los regañaron por llegar tarde y después se fue a dormir. El suceso inesperado con tintes sexuales molestó un poco a Javier, le causó un escalofrío tremendo sentir a un ser de cuatro patas lamiendo su parte privada, estuvo a punto de quitar al perro con una patada pero no podía hacerlo porque ya estaba muy encariñado con ella. No le dio mucha importancia, después con una risa tonta olvidó el suceso y se fue a dormir.
Su inconsciente lo desobedeció, sus sueños formaron imágenes las cuales crearon reacciones poderosas y llenas de intensidad. Javier despertó con un gran espasmo en todo su cuerpo a altas horas de la noche, su cuerpo estaba empapado en sudor y debajo de sus cobijas había un caldo con olor a cloro, blanco y pegajoso. Eso no le preocupaba tanto, era más importante lo que había soñado porque había tenido un sueño húmedo y una hermosa mujer no estaba en ese sueño, estaba Kaila. Ya no quería recordar lo que le hacía a Kaila en el sueño; estar besándola apasionadamente en el hocico, lamer sus 6 pezones, meter los dedos en su vulva, tener su miembro dentro de su hocico y de su vagina, tirándosela con pasión desenfrenada. De la preocupación pasó a la culpa, consideraba todo esto como una aberración, algo que no debería pasar en un chico normal. Javier no durmió a gusto el resto de la noche, las imágenes recorrían su cabeza una y otra vez.
Trató de no darle importancia el día siguiente, se fue a la casa de los Watson para cumplir sus tareas. Kaila al verlo se le fue encima con un ataque de excesivas lamidas. Javier no sintió alguna reacción que lo preocupara, continuó su rutina normal y pensó que todo había terminado. Un pensamiento de libido y amor estaba germinando en la mente del joven, el sueño erótico con Kaila era solo el principio, las señales se harían más intensas y así pasó. Sus verdaderas pasiones y sentimientos le advertían a través de su cuerpo. Cuando Kaila movía la cola, cuando pasaba rosando las piernas o sus manos, cuando Javier miraba la retaguardia por accidente ocurrían un goce de excitación y placer, combinada con la vergüenza de la moralidad. Cada contacto venía con más fuerza y no solo él libido del joven se mostraba, también sentimientos imposibles de poder manifestarse hacia un ser canido: se estaba enamorando de Kaila.
Preocupado por su condición buscó en internet una respuesta a su problema, toda su búsqueda lo llevó a una sola palabra la cual nunca antes había pronunciado en su vida: zoofilia. Artículos y estudios respecto a la palabra había muchos pero la pornografía abundaba por montones, todo ese material le revolvió el estómago. También notó la actitud intolerante y juzgadora de las personas respecto a los zoofilicos, lo calificaban como un desvío mental muy grave y que todas esas personas merecían la muerte e ir al infierno. La información no era de mucha ayuda y la culpa se lo fue comiendo por dentro. No podía hablarlo con su familia sin que aquello desatara una reacción de vergüenza y desprecio. Sus sentimientos con Kaila también aumentaban, cada vez que pensaba en la labradora suspiraba, ese rostro perruno le traía mucha paz, verla feliz era una satisfacción para él. "¿Acaso estoy mal?", se preguntaba.
Las fantasías eran más frecuentes, el tiempo sin ella era la ansiedad, el gozo era fuerte cuando acariciada su pelaje blanco, cuando la bañaba con movimientos indecisos le tocaba la cola y el trasero, lo hacía rápido y con pena. Javier siguió viendo a los Watson incluso después de vacaciones, hasta que los Watson pusieron fin a la grande amistad: cuando empezara el otoño se irían muy lejos y para siempre, faltaban menos de dos semanas para el último adiós. Kaila se iría de su vida para siempre.
Casi lo consume una gran depresión, el deseo de estar con ella era tan fuerte y la negación de sus sentimientos solo lo estaba matando por dentro. Por fin lo aceptó: estaba enamorado de una perra, no era ortodoxo tener una relación así. Navegando en internet otra vez en busca de una señal para elegir bien, se topó con un grupo de personas con su misma condición y habló vía on-line con una persona de sus mismos gustos de un país europeo. Ese hombre le dijo que lo que tenía no era anormal y sus sentimientos eran tan validos como los sentimientos de los demás, si él amaba a esa perra debía de actuar. Javier después de meditar varias veces llegó a una decisión: hacerle el amor a Kaila.
Dos semanas, Javier necesitaba una oportunidad. Los Watson tenían que dejarlo a cargo por lo menos un día para tener la casa a su disposición. Mala suerte, los Watson no salían y Javier estaba desesperado. La pareja de adinerados por fin salió al cine en la noche, el tiempo era reducido y no necesitaban a Javier para cuidar la casa. Era el momento, ahora o nunca, Javier se armó de valor y saltó la barda de los Watson con mucho cuidado. Llevaba con él una bolsa con golosinas, lubricante y demás cosas que el hombre del internet le dijo que llevara. Cuando Kaila lo vio se lanzó hacia él, lo tumbó para darle una dosis intensa de lamidas, Javier esta vez no dudo tampoco en lamerle la cara y besar su hocico. La besó como nunca había besado antes a otro ser viviente.
Ambos parecían saber lo que estaban haciendo, Kaila era más juguetona y se dejaba tocar en cualquier parte, Javier la llevó cargando hasta la cama de los Watson, una cama enorme y muy cómoda. Kaila acostada y moviendo la cola más fuerte que nunca, Javier se quitó la camisa y los pantalones, se puso sobre ella y comenzó a besarla. Poco a poco el primer sueño erótico de Javier fue convirtiéndose en realidad, la satisfacción y los sentimientos se combinaron para un acto pasional. Metiendo los dedos llenos de lubricante dentro de la vulva de Kaila, besando y tocando sus pezones, Kaila lamiendo el miembro viril del humano. Javier jadeaba de placer, sentía una lengua juguetona y rasposa en su punta, lamiendo todo el líquido que salía de él. Tener la esencia de Kaila en las manos y probar un extraño sabor, un aroma no humano, una esencia que anhelaba impregnarse con él. Era el tiempo para terminar, Javier deseaba estar dentro de la perra labradora, Kaila entendió bien el mensaje y abrió sus patas traseras, quedándose quieta y mostrando su entrada ya lubricada. El joven posicionó su miembro en la entrada de Kaila y después de pequeños roses de órganos genitales la penetró. Entrando más y más, sintiendo la anatomía de una canida a través de su miembro, un placer nuevo y duradero.
Todo estaba de maravilla, Javier fue entrando más y más y empujando con más fuerza, estaba a punto de venirse en las paredes vaginales de Kaila cuando el sonido de unas voces conocidas se hizo presente. El Sr. Watson había olvidado su tarjeta de crédito, muy importante para pagar rápido y seguro, quería llamar a Javier para que se la trajera pero no quería molestarlo esa noche. Sorpresa extrema verlo con una cara de idiota en su cama, con los pantalones abajo y arriba de su mascota.
"¡SANTO DIOS!". El grito del Sr. y la Sra. Watson se escuchó por toda la calle.
Así el lazo de amistad quedó completamente destrozado al igual que la confianza. La escena fue tan impactante que después del grito nadie dijo nada por varios minutos, solo podía notarse en Javier y en los Watson una cara de escalofrío. Javier se despegó de Kaila, tomó sus cosas, se subió los pantalones e intento decir algo, quería largarse ya, al infierno o a cualquier lugar que no fuera ese. Silencio demasiado incomodo, cuando Javier intentó decir algo los Watson dijeron al mismo tiempo: "Por favor, vete". Ya no había nada por hacer, Javier salió de la casa con un nudo en la garganta y un vacío profundo en el corazón. Llegó a su casa y sus padres le preguntaron qué había pasado, no les contestó nada. Fueron con los Watson y ellos tampoco respondieron nada, la Sra. Watson se desmayó poco tiempo después y su esposo la llevó al hospital.
Acostado en su cama, con la almohada en la cara estaba Javier con lágrimas en los ojos. Temía las palabras de los Watson que seguramente hablarían sobre el desagradable suceso que había ocurrido esa noche, lo juzgarían con la punta del dedo sin dejarlo respirar. Esta vez le temía como nunca al mañana, solo esperaba un milagro, cualquier cosa que hiciera olvidar todo esto.
Al día siguiente los Watson regresaron del hospital y el día después del día siguiente se fueron muy temprano sin decirle a nadie, sus cosas se las llevaron los camiones de mudanza más tarde, los Watson jamás volvieron. Ahí estaba el milagro de Javier, todo el suceso se quedó entre él, el Sr., la Sra. Watson y Kaila, nadie se atrevería a hablar de ello. Se crearon rumores sobre los hechos sucedidos, más sin embargo todos alejados por mucho de lo real.
Como era de esperarse, Javier jamás volvió a ver a Kaila. Poco tiempo después Javier se fue a una preparatoria privada y se alejó de la aburrida calle de "Valle Viejo". Probablemente se haya enamorado de alguien de nuevo, desconozco si es humano o animal. Lo cierto es que Javier amó a Kaila mucho más que a una persona, sus sentimientos eran sinceros. Javier continuó su vida y ya no hay nada más que decir.
Un tema el cual todos saben que existe en el furry más que la mayoría se atrevería a decir en una conversación. ¿Por qué hice este cuento? Lo hice para una persona muy especial que tiene esta condición. Yo no sé si está bien o está mal porque no puedo juzgar un tema que no comprendo.
¿En el furry pasa esto? Sí, hay personas zoófilas. ¿Cuántas? Muy pocas. El furry tiene más de lo que las personas ordinarias pueden ver. Puede ser una ilusión, una forma de vida o una religión, una forma de expresarse, cada persona hace lo que cree más conveniente en el furry. No es una subcultura de moda, ni de transición, cuando decides ser furry es porque sientes que hay algo más aquí que en el resto del mundo, hay algo mágico donde nuestra imaginación nos hace jugar como niños bajo la conciencia adulta. Somos muchas cosas, buenas y malas y seremos mucho más, pero nadie puede negar que en el furry hay algo que la gente simple no podrá hacer jamás: libarse de prejuicios y ver las cosas de un modo distinto.