ML 1x05: La Electricidad No Es Tú Amiga

Story by AngelFurry on SoFurry

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#5 of Fanfic MLP - MISIÓN: Luna

Quinta parte de mi primer fanfic basado en My Little Pony: Friendship is Magic.

Purplethink y Longhorn en su infinita capacidad para meterse en problemas, esta vez llegaron demasiado lejos.

Si alguien gusta, pueden hacer un dibujo se Purplethink con calcetas? (tienen que leer primero la historia, así lo entenderán)

El proximo capítulo el fanfic llegará a su fin. ¿Qué pasará con Purplethink y Longhorn?


Una gran cena, para el disfrute de la mayoría. Hubiera estado a la perfección si no porque esas unicornios molestas tenían la necesidad de subyugar a Purplethink y a Longhorn. Ambas se retiran del salón con un disgusto solo comparable con su deseo de venganza. Es la poni rosada quien sale del salón maldiciendo a cada objeto y poni que ve, su amiga trata de calmarla sin éxito.

Purplethink mira con precisión en donde aterriza la princesa de la noche. La poni con mayor importancia para él, una completa inspiración, toda una personaje, la leído su biografía y considera enigmática a la princesa Luna en gran variedad de sentidos. La ve descender a la torre donde está la sala de "descanso real". ¿Cómo llegar hasta ahí? Tiene en mente varios planes en la cabeza (Plan A y Plan B).

Es necesario apresurarse. En su camino a la salida, recuerda entonces su obligación como amigo del poni bien alimentado. No quiere hacerle compañía por dos simples razones: su prioridad es y siempre será la Princesa Luna; y la razón más incómoda, que Longhorn trataría de convencerlo u "obligarlo" a hablar de su disgusto hacia cierta raza de poni y no quiere tocar ese tema, menos con él.

-Lo siento Longhorn, pero yo vine a esta reunión por un solo objetivo y no voy a desperdiciar esta oportunidad. -Dice para sí mismo.

La cena está a punto de terminar, Twilight prepara con su poderosa magia una parte del recinto como pista de baile, a los estudiantes les gusta la idea. Una famosa pony DJ de pelaje blanco y gafas purpura oscuro es la encargada de la música. Twilight detiene momentáneamente su tarea cuando observa a Purplethink dirigirse a la salida. Antes que atraviese la puerta, Twilight lo detiene.

-¿No te quedarás al baile? -Twilight, con un tono serio ante Purplethink. El poni terrestre supone un regaño o una advertencia.

-No... no se bailar.

-¿Puedo preguntar algo, con la seguridad de que me dirás la verdad?

-Ah... no. -Purplethink lo dice sin estar seguro.

-Intentaré de otro modo. ¿Puedes responderme esto con sinceridad, o al menos decirme algo en lo que pueda confiar en ti?

-No lo sé... creo que sí. -Se siente intimidado por la mirada juiciosa de Twilight.

-¿Qué pasó entre tú y Pink Velvet? ¿Qué ocurrió en la cena? -Tan solo escuchar ese nombre, el potro se fastidia.

-Nada... solo un plan que ella ejecutó mal. No le funcionó la "obra de teatro" para hacerme quedar en ridículo.

-¿Entonces, puedes asegurarme que no ocurrió nada extraño? -La pregunta de Twilight hace ver lo que piensa: sospecha de Purplethink.

-Yo solo soy un poni terrestre. Ellas son las que tienen ese cuerno multiusos soldado en el cráneo... sin ofender. Ellas son las que controlan la magia. ¿Qué defensa tiene un poni terrestre, que daño podría yo hacerles? Solo con un golpe físico y no hice tal cosa.

-La magia no es la única energía que puede usarse.

-Me mira como si yo fuera el culpable de todo. Por si no se había dado cuenta, ellas empezaron a molestarnos y usted no hizo nada.

-¿Crees que soy tu niñera? Yo solo soy un apoyo para ustedes y creo que tienes boca e inteligencia para decirme que tenías diferencias con aquellas unicornios. -Twilight detiene su regaño, tiene razón y Purplethink no puede ocultar la vergüenza de su propia tontería-. No eres un mal poni, eres muy inteligente, pero a veces eres algo distraído. Olvidate de esto, ¡Vamos a bailar, seré tu pareja si gustas!

-Muchas gracias, pero necesito hacer algo importante.

-Está bien. -Twilight toca otro tema importante, solo para hacerlo reflexionar un poco-. Ya sé por qué me dijiste, cuando me conociste, que era tu segunda poni favorita, aunque fuera una unicornio. No me molesta eso.

-¿Qué significa? La adoro por ser una heroína, usted ha trabajado duro y ha sacrificado muchas cosas... pero el resto de los unicornios... no lo sé.

-Significa que estás confundido, tus ideas chocan con otras y necesitas elegir. Yo diría que te quites las ideas que son una carga pesada en tu desarrollo, son las que más liberan cuando las alejas de tu mente. Se digno contigo y con tu especie. Muchos ponis de tierra tienen habilidades difíciles de superar, en particular su conexión con la naturaleza.

-Controlar la naturaleza no es solo cuidar animalitos o arboles... las leyes físicas. Adiós señorita Twilight, me retiro por ahora.

-¿En serio no quieres quedarte? Te lo recomiendo, porque a las 10 en punto se finaliza todo y nadie tendrá permitido salir de sus habitaciones. Faltan dos horas para eso, no querrás pasarla solo.

-¿¡QUÉ!? -Otra mala noticia para variar. Se controla, no quiere hacer una rabieta frente a la legendaria Twilight-. ¡Por Celestia!... bueno, gracias, pero igual me retiraré.

-Está bien... dulce noche.

La unicornio color lavanda, mira a Purplethink algo distraído atravesar los jardines, ella permanece algo pensativa sobre lo que dijo Purplethink. Definitivamente, los ponis de tierra tienen una conexión a veces impresionante con la naturaleza e incluso algunos adquieren habilidades demasiado extrañas, como su amiga Pinkie Pie, que sin razón alguna puede predecir cuando algo se va a caer, eso no tiene una razón lógica y sin embargo lo hace. Sin mencionar los avances científicos en los que han trabajado a lo largo de la historia. Pero... ¿Qué tiene que ver las leyes físicas? ¿Por qué dijo eso? No le queda claro. Se formula entonces algunas teorías e ideas: leyes físicas, son las que describen muchos fenómenos y energías naturales... energías... conexión. Recuerda que una energía se manifestó en la cena y no era magia. ¿Entonces que era? Necesita aclarar su duda lo más rápido posible, no sin antes dejar todo listo para que el baile se efectúe.

Longhorn por sí mismo sale del baño, y sorpresivamente se encuentra solo. Entre música y luces multicolores, mira como los pegasos y unicornios se divierten al son del ritmo, y el único poni que le importa no está. Un sentimiento de decepción con su amigo se hace presente. Este unicornio con el cuerno más largo que el promedio es un ente molesto e insistente por personalidad (tal vez por eso es deportista de arco), no dejará a Purplethink en paz hasta aclarar varios asuntos con él.

La noche en Canterlot, luces en el suelo y en el cielo por igual. La capital del reino más increíble de este mundo mágico. Es una noche tranquila, con un tono azulado entre la bóveda celeste de estrellas sobre el fondo oscuro. No hay luna llena, un poco decepcionante aunque necesario. Subir o bajar la luna no es cuando a la princesa de la noche le plazca, debe seguir un calendario, así asegura y le da balance a muchos fenómenos naturales.

Antes de llegar a su habitación, Purplethink se topa con esas unicornios engreídas en las escaleras, ambos se miran venenosamente sin dirigirse la palabra. Purplethink continúa su camino, el sube mientras ellas bajan en las escaleras en forma de espiral. Logra percibir que la yegua rosada sonríe con cierta placer y malicia, apenas visible porque ambos continúan su camino. Tan solo llegó a eso, Purplethink puede decir que tan solo fue un rato incómodo, aunque hubo un detalle extra: ambas llevaban su mochila. ¿Por qué? No logra concretar la razón.

Llega a su habitación lujosa, entra y cierra la puerta con seguro. Un ligero dolor en su lomo le avisa que está algo estresado y debe calmarse pronto. No hay mejor calmante que contemplar una noche estrellada. Es afortunado, desde su ventana puede ver gran parte de Canterlot junto con la mítica noche. El cielo nocturno lo calma y lo hace divagar, además de jugar de forma algo tonta acercándose demasiado a la ventana a ver cuánto vértigo soporta.

Siente algo de remordimiento por Longhorn, lo dejó plantado. Considerando sus personalidades y la perspectiva de cada quien, su amistad es demasiado anormal. Ser amigo de un unicornio, cuando se juró a si mismo jamás ser empático, congeniar o sentir lastima por ellos. Si a ellos no les interesaba lo que él podía sentir, les pagaría con la misma moneda. Siente mucha molesta con los sentimientos de amistad, odio y culpa, mezclado en una especie de pasta amarga que lo marea y le induce el vómito. ¿Por qué siente culpa? Si apenas lo conoce, no le debe nada.

Deja de pensar en aspectos "menos importantes" para ocuparse en su objetivo principal. "¿Cómo voy a conseguir el autógrafo de la Princesa Luna?", esa pregunta le llena de temores, ideas y dudas la cabeza. Hay un toque de queda a la vuelta de la esquina, la Princesa Luna posiblemente no le gusten las visitas imprevistas. Puede arriesgarse, violar el toque de queda y llegar hasta la misma soberana de la noche, que ha leído sobre su carácter y a veces es muy impulsiva (para mal). Tiene todas las posibilidades en contra y si lo atrapan el costo de los problemas será bastante alto. Hay un aspecto de suma importancia: su habilidad especial. Ya la usó una vez en contra de Pink Velvet y puede usarla otra vez, con aplicaciones diferentes que ningún guardia real esperaría de un estudiante común y mucho menos de un poni de tierra. Ese sería su "Plan A"; tiene algunos mapas del castillo que consiguió con mucho esfuerzo de libros viejos y su habilidad especial que lo menos lo llevarían bastante cerca. Recuerda el camino hasta la torre más alta donde está sala de descanso donde la Princesa Luna le gusta dirigir y organizar sus deberes.

Hay otro plan menos peligroso y posiblemente más fructífero: usar el certificado de deseos. Con él, puede pedir lo que sea con posibilidades vastas, como hacer que la princesa haga algo más que solo darle un autógrafo, por ejemplo. Pero ese deseo no quiere usarlo, más que para una emergencia solamente. A pesar del riesgo se siente confiado con respecto a lo que puede lograr, además, esta oportunidad de estar tan cerca de la princesa de la noche es una entre un millón, ella no sale tan seguido como su hermana, casi no inaugura eventos y seguirle el rastro es extremadamente difícil.

Vuelve a la realidad cuando escucha el golpear constante de la puerta. Longhorn ignora quién puede ser. Se atreve primero a preguntar, dejando en evidencia que está dentro de la habitación.

-¿Quién es?

-La vieja Inés... Ábreme por favor. -Longhorn, el primer poni que quería evitar, ahora está detrás de su puerta y seguramente no se irá hasta conseguir sus respuestas, desesperar a Purplethink o conseguir sus respuestas mientras lo desespera. El potro terrestre no se atreve a contestar, permanece silencioso implorando que Longhorn se la crea-. Sabes que simplemente no me iré, puedo esperar toda la noche si es necesario, incluso puedo cantar. Sé que no te gustaría oírme cantar. ¿Sabías que una vez, los demás unicornios de mi escuela me nombraron "Oídos Sangrantes"? no quieres descubrir por qué.

-Ahora estoy ocupado... no puedo atenderte ahora.

-Sé que estás mintiendo, a menos que estés pasando un rato íntimo con tu casco y tu cosa, de todos modos no me iré. Ábreme, no te pasará nada malo... por favor... por favor. -Su insistencia resulta efectiva. Purplethink le abre-. ¿Interrumpo algo?

-Nada que te interese.

-Cuanto amor. ¿Por qué estás aquí? Hay una enorme fiesta en el salón, hasta los guardias se están poniendo ebrios.

-No tengo ganas de fiestas ahora. En estos momentos no me siento a gusto en presencia de alguien.

-¿Por qué? ¿Acaso no te agrado?

-No es eso.

-¿O es porque tengo cuerno?

-No empieces. -Longhorn evita el contacto visual, solo camina de un lugar a otro. Longhorn lo nota muy nervioso o muy estresado.

-Ok... ¿Entonces no quieres hablar? ¿Y quieres estar solo? Está bien. Puedo aceptar eso y dejarte en paz, pero con la condición de que jamás vuelvas a hablarme. De todos modos, tan solo es una amistad de un día... menos de un día. No es algo por lo cual valga la pena hacer un esfuerzo.

-No seas dramático... ¿Por qué tanto esmero en entender mis razones? -La molestia de Purplethink se hace más evidente, toma su maleta y la coloca en la cama, quiere abrirla sin la presencia de Longhorn.

-Acordamos ser amigos y los amigos hablan de sus problemas. Además, me sorprende que no te hayas dado cuenta de quién soy y lo que quiero. Tal vez hablar te refresque la memoria.

-¿Eres gay? -Lanza la pregunta intención hiriente.

-¿Qué? ¡Estás horrendo como para que te considere mi semental! Y por lo que veo, hasta eres infantil en resolver tus problemas. ¿Qué es lo que tienes en contra de los pobrecitos unicornios? ¿Seres mágicos que usan su magia para el bien, que contribuyen mucho más en las artes y en las ciencias? Seres que ayudan a los ponis terrestres en sus deficiencias. -Longhorn tiene un plan con el que lo hará hablar, solo que antes debe hacerlo enojar y posteriormente hacerlo estallar.

-¿¡QUÉ!? ¡Hay sí, pobrecitos... bola de hipócritas! ¡Mejor dejame en paz!

-Entonces... dejarás que un unicornio te vuelva a dejar con ese enojo. Es un buen progreso.

-¿Puedes dejarme en paz? -Purplethink se le pone en frente del unicornio, su respiración es muy agitada y su crin registra un aumento de volumen fuera de lo habitual, como si estuviera a punto de agredirlo. Longhorn permanece firme, algo tenso por la situación. Confía en que Purplethink no arremeterá contra él.

-No quiero, porque a pesar de que eres un fanfarrón racista, eres mi amigo.

-¡Por favor! Tal vez me elegiste porque nadie te eligió a ti, me elegiste solo por lastima. "Miren a ese pony terrestre que está solo y nadie lo quiere, voy a hacer labor social y así me siento libre de culpa". Se realista. -Sus palabras molestan bastante al unicornio blanco.

-¿Entonces realmente sí que nos detestas?

-¡Si, los detesto y trato de evitarlos! ¡A todos ustedes! ¿Contento?

-¡Wow! ¡Ahora sí mereces una galleta por tu esfuerzo! -Con una sonrisa idiota, como una burla inocente. A Purplethink lo enfurece.

-¡Hay ya me harté de ti!

Sus gritos e incluso algunos de sus relinchos se escuchan por fuera de las paredes. Un par de guardias curiosos y chismosos alzan la oreja y se acercan a la puerta con la intención de escuchar mejor.

Purplethink está tan desesperado, tiene ganas de romper todo a su alrededor y por alguna extraña razón a Longhorn es lo único que no quiere agredir. Está cansado por esta discusión, se esmera por no exponer sus razones y cumplir su terco capricho de no relacionarse con ese unicornio. Aunque su cuerpo está cansado de tanta auto-represión, una sensación en el pecho poco a poco se hace más pesada, cada vez el resentimiento es más difícil de cargar, no puede llevarlo toda la vida, le sería insoportable. Así que su crin deja de estar tensa, su respiración se normaliza, sus flancos tocan el piso, baja la cabeza y expresa un último suspiro de molestia.

Longhorn queda algo estupefacto, no espera una reacción tan sorprendentemente pasiva de Purplethink, es como si todo ese enojo y orgullo se desvaneciera de la nada... o tal vez es una trampa. Ahora no sabe qué hacer, porque Purplethink no habla, no hace nada, solo tiene la cabeza baja con los ojos cerrados. Un silencio incomodo se apodera de la habitación y Longhorn sin saber cómo actuar, entonces hace lo más simple que se le ocurre: sin avisar, abraza a Purplethink.

Un abrazo sincero, intrigante e inesperado. Purplethink queda pasmado y por unos cuantos segundos inmóvil e inexpresivo ante tal acción. Después su mente vuelve a la realidad y con un empujón aleja al unicornio de su espacio. El golpe de sentimiento tiene resultados esperados.

-¿Sabes lo que es, que el resto de los ponis te desprecien porque pareces nada más que un simple poni terrestre? ¿Lograr el doble que todos, esforzarte y superar todos los obstáculos y no significar nada? En vez de eso, los unicornios empiezan a humillarte, a usar su magia para lastimarte. Intentas defenderte pero no puedes con todos ellos, tratas de escapar y pedir ayuda pero ni siquiera tu familia te toma en serio-. Purplethink, con una voz entrecortada, con un sentimiento de tristeza y resentimiento, mientras un par de pequeñas lágrimas salen de sus ojos. Longhorn sabe muy bien que Purplethink no le dice toda la historia, ignora si es más cruel de lo que parece-. Pides oportunidades y se las dan a ellos a pesar de que les muestras tus resultados y tu esfuerzo. Tener ideas originales, sacar notas impecables y al final no les importa. Incluso tú, en forma de broma dijiste que estaba aquí para darle variedad racial al recorrido, como si Celestia me hubiera seleccionado para quedar bien con mi especie. Tú mismo me subestimaste.

-Yo...

-No importa ya... Ese es el problema con ustedes, creen que lo saben todo.

Purplethink se levanta y abre los ojos, observando con una mirada contradictoria a su "amigo", después camina hacia la puerta. Longhorn permanece quieto, mirándolo con cierta comprensión.

-Si me disculpas, tengo un proyecto muy grande que hacer. -Purplethink abre la puerta y cierra con moderada violencia. Se topa con las orejas bien puestas de los guardias en su puerta (unicornios para variar). Uno de ellos expresa un "ups", muestran un poco de pena por la situación bochornosa. Purplethink choca con el suelo los cascos delanteros, hace un ligero gruñido, recula hacia la puerta, la abre y entra a la habitación avergonzado-. Esta es mi habitación. Tú vete de aquí, ahora.

-Ok... ya me voy. -Longhorn le hace caso, considera que lo mejor para ambos es darse un tiempo a solas, mañana arreglarán lo que se deba.

Los guardias se retiran y regresan a sus puestos. Longhorn detiene su trote a escasos metros de la puerta, analizando lo que acaba de pasar. No tiene idea si lo sucedido será benéfico o no en su objetivo, aunque parece optimista.

-Sería bien detalle para su cumpleaños meterlo a un psicriatico. -Una broma cruel, solo para sus odios. El toque de queda será impuesto en breve, y no sabe a dónde ir, si ir a la fiesta o quedarse en su habitación. Un par de minutos más esperando, y cuando está a punto de irse escucha una rabieta de Purplethink. Por el nivel de palabras, sabe que Purplethink la está pasando mal, por fortuna no está relacionado con su discusión sobre su "Cero Tolerancia Unicornio". Decide espiarlo, por si las dudas.

La vida de Purplethink puede resumirse en una extraña lucha entre él, su destino (o su condena) y la raza de los unicornios. Si bien es cierto que hubo bastantes momentos de injusticia en tales choques, también es cierto que tiene un carácter sensible y en muchas ocasiones sea estúpidamente distraído, o no haya tenido la ayuda necesaria y correcta para resolver sus problemas e inquietudes.

Su vida en la escuela, desde el jardín de potrillos hasta el fin de la preparatoria han sido determinantes en sus ideas "racistas". Ahí fue presa de muchos maltratos e injusticias, varias veces sufrió accidentes algo aparatosos por esa causa (por ejemplo: un par de unicornios en el jardín de potrillos lo tiró por las escaleras y Purplethink se rompió la pata trasera, en la secundaria una banda de unicornios brabucones le amarraron fuegos pirotécnicos a su cola y esta se incendió). Las injusticias fueron las ofensas que más le dolieron: lo inculparon varias veces, le quitaron oportunidades de becas, viajes, lo suspendieron por intentar defenderse de sus verdugos, le arrebataron reconocimientos (le quitaron su lugar en el "cuadro de honor" en la secundaria en los tres años seguidos, todo porque el director tenía un acuerdo con la madre de un estudiante unicornio, parte del acuerdo consistía en vestimenta provocadora y 20 minutos en el cuarto de servicio). Cuando intentaba buscar ayuda le iba peor, sus padres como casi nunca estaban pues Purplethink técnicamente quedaba en manos de su hermana mayor que frecuentemente lo ignoraba, o en otras palabras; se las tenía que arreglar solo. Que tuviera una melena y cola nada finas, más que consiguiera su cuite mark después de la secundaria y que durante por más de tres años tuviera que usar aparatos para mejorar su columna no ayudaban en su relación con los demás.

En la preparatoria, le lavó el cerebro un maestro con ideas radicales acerca de la justicia y las razas de ponis. En esas fechas apareció un nuevo "super-viillano"; un unicornio loco que ansiaba hacer su voluntad, cosa que Purplethink tuviese ideas más peligrosas y destructivas en contra de ellos.

La gota que derramó el vaso fue cuando le "quitaron" (por no decir realmente que lo perdió) un lugar en la mejor universidad de Equestria, el lugar era competido por él y una simpática unicornio. La otra estudiante ganó por un una centésima de puntaje. Eso lo consideró favoritismo y casi comete una estupidez al tratar de obtener su propia justicia.

Aunque el destino le jugó un poco cruel, gracias a los unicornios descubrió su talento especial en los libros y en el estudio de la ciencia, y si no fuera por ellos con sus intentos de hacerle daño jamás hubiera descubierto una de las habilidades más impresionantes que un poni terrestre podría tener.

El abrazo que Longhorn le dio sin avisar le causó un sentimiento tan extraño, una reacción inusual en su mente, como la reincorporación de un evento familiar. Deja a un lado esa incógnita cuando suena la trompeta de toque de queda.

Es hora, debe apresurarse si quiere éxito en su misión. Después de meditarlo bien, sabe que no se encuentra mentalmente apto como para efectuar el "Plan A" (Plan A resumido: violar el toque de queda y llegar hasta la Princesa Luna por sus propios medios). Opta entonces por el plan mojigato o el "Plan B", usar su certificado de deseos y así ahorrarse posibles problemas.

Busca su preciado pergamino en donde lo dejó por última vez: dentro de su mochila que está sobre la cama. Purplethink nota que hay algo mal cuando no encuentra su certificado de deseo. Busca en otros lados; no está debajo de la cama, ni en los muebles, ni el otro lado dentro de su habitación. Después de una búsqueda desesperada su enojo acumulado provoca lo inevitable: explota en una rabieta.

Toma una lámpara de gas y la choca contra la pared de tapiz azul, rasga las cortinas de ceda blancas, voltea algunos muebles, rompe el espejo con las patas traseras y muerde con furia la almohada... entre otros actos de desastre.

-¡Maltita sea! ¡Me carga la... de Celestia! -Lo repite varias veces, junto con otras palabrotas más. Sin pergamino, sin idea alguna de donde pueda ocultarse, incluso se pregunta si no lo robaron. Tal vez hasta fue el mismo Longhorn quien lo robó como venganza, total ¿Qué sé puede esperar de un unicornio? No lo ve como sospechoso principal, aunque la posibilidad está en el viento. No admite que lo perdió porque sabe que no lo hizo.

Toma un poco de aire, deja de relinchar furioso y destruir la habitación, se detiene cuando se da cuenta de que todo esto puede costarle muchos bits. No hay más opción, tendrá que regresar al plan original.

Su deseo de que aquella fotografía esté firmada por la misma alicornio azul zafiro oscuro valía el riesgo. Es ahora o nunca. Traga saliva, cierra los ojos y toma 10 segundos en cargarse de valor.

De su mochila saca una cajita común y corriente, su cerradura es difícil de abrir ya que no puede abrirse con una llave común, el seguro está resguardado por una clave de 4 números. Mientras Purplethink usando con mucho cuidado sus cascos, recita un pequeño verso que lo calma mientras mueve con cuidado la combinación: "El tiempo nunca va hacia atrás, por eso nos duele tanto los errores, porque jamás se podrán borrar". La cajita se abre, Purplethink saca de ella dos calcetas modificadas, cuya base para el casco tiene una pequeña rendija de metal. Se las pone en las patas delanteras, les servirán para aumentar el poder de su habilidad. También tiene una hoja doblada donde contiene una pequeña parte del mapa del castillo, le será de ayuda si se topa con algún imprevisto.

Su habilidad, descubierta debido a una broma maliciosa de parte de algunos unicornios. Purplethink descubrió que puede manipular la electricidad a voluntad. Es un "don" fuera de lo común, extremadamente raro considerando que la posee un poni de tierra. Claro que no la tiene tan desarrollada como quisiera y siempre que la usa tiende a sobrepasarse con sus intenciones poniendo en peligro a terceros. Tampoco es algo que le guste decir en público.

Toma el elemento más importante de su arriesgada aventura: el sobre donde está la fotografía del evento de la lluvia de estrellas. La mete en su mochila junto con su cámara fotográfica (por sí puede sacarle más fotografías a Luna, que mejor) y se la amarra con fuerza al lomo. No está completamente seguro de lo que hará, trata de tener fé en sus acciones y en su éxito. La princesa Luna ha sido su inspiración desde que la vio, vale la pena arriesgarse por ella.

Sale de su habitación, con mucho cuidado revista que no haya guardias cerca, con trote veloz se dirige a las escaleras. Ignora completamente que un poni lo está siguiendo.

Longhorn, muy hábil caminando sin que sus casos provoquen el menor sonido, sigue a Purplethink desde lejos y se pregunta la razón de sus acciones. Tal vez es venganza o tal vez quiere asaltar el refrigerador real porque tiene hambre. Elige seguirlo por si se mete en problemas. Nota que tiene unas calcetas rojas con líneas negras bastante curiosas en las patas delanteras.

Purplethink baja las escaleras, siempre revisando que no haya guardias. Cuando encuentra a uno, simplemente se esconde detrás de las cortinas o los pilares. Cuando eso no funciona, entonces busca otro camino.

A unos cuantos pasos de salir, cierra los ojos y visualiza el camino con el que los llevó la princesa Celestia. Recuerda exactamente todo el recorrido desde el la entrada al trono. Su memoria excelente solo la utiliza para aspectos que según él valen la pena, aunque eso no le quite lo distraído que es en numerosas ocasiones. Concentrado en sus recuerdos, una voz familiar lo hace gritar.

-¿Qué haces?

-¡Arhhhhhhh! -Purplethink se sorprende de una manera inesperadamente mala. Tener a lado nada más y nada menos que su compañero de recorrido. Casi le dan ganas de ahorcarlo por asustarlo. El grito que exclamó puede echar a perder su misión.

-Creo que necesitas calmarte.

-Pero... ¿Qué diantres haces aquí? -Le reclama con la voz más baja posible.

-Te pregunto lo mismo.

-Ah... estoy en una misión ponisonal importante, nada que te incumba.

-No sé qué es lo que planeas, pero te meterás en problemas.

-¡Ya lo sé! Por eso mejor vete, yo sé lo que hago.

-No lo creo... y por eso no voy a dejarte ahora. A pesar de que eres un cretino, aún necesito aclarar algo contigo. Pero antes necesito que entres en razón de lo que sea que vayas a hacer, y si no puedes hacerlo entonces te acompañare.

-¿Qué? ¡NO!

-¿Qué podría salir mal? De todos modos tenemos un certificado para un deseo, tenemos una salida.

-No es cierto... desapareció. -Longhorn casi grita, es callado por el caso del poni terrestre-. Por eso estoy haciendo esto y por eso te quiero fuera, si esto sale mal, será mi responsabilidad, no tuya.

-Creo que aún te interesas por mí... que tierno. De todos modos iré. Esperame aquí, traeré algo para ayudar a tu misión. Sin esperar respuesta, Longhorn da la media vuelta y corre por los pasillos hasta su habitación.

Purplethink quiere seguirlo y detenerlo, pero en su indecisión se queda solo en el corredor. Oscuro y desolado, tan solo iluminado por la tenue luz de la noche. Le dan ganas de irse por su cuenta y dejar atrás a Longhorn.

-¡Unicornio estúpido! -Dice para sí mismo. ¿Abandonarlo dos veces?, no es tan cretino.

-¡Hey tú! -Lo que faltaba, un guardia lo sorprende y lo intercepta. Purplethink ahora está en problemas. Pero nada que no pueda resolver.

-Lo siento mucho, es que me perdí. -Purplethink, simulando ser pasivo e inocente. La naturaleza trágica de su destino se repite: el guardia resulta ser un unicornio y uno muy déspota.

-Eso no me importa, creo que te metiste en un gran problema. -Más destino trágico. Ambos se reconocen-. Oh... eres tú. Eres el torpe de la puerta que no pudo entregar una simple invitación. ¿Recuerdas esto? -El guardia vuelve a tomar su lanza y la apunta al pecho de Purplethink, con una clara intención de fastidiarlo.

-No quiero problemas, ni hacerle daño.

-¿Qué? Pero si eres solo un mísero poni terrestre.

Esa oración, le cae en el orgullo a Purplethink. Ya no habrá más formalismos, es tiempo de cobrarse el mal trato de la mañana. Comienza a acercarse con los ojos bien puestos en su enemigo, sin titubear y sin intimidarse por el arma del guardia. Llegó la hora de poner su extraordinaria habilidad en acción.

-¡Quedate en tu lugar!

-Necesito mostrarle algo sobre los ponis terrestres.

-¿Qué vas a hacer, idiota? ¡Detente ahora mismo o me las vas a pagar!

-Nunca los subestime. -Purplethink está lo suficientemente cerca como para un contacto directo. El déspota unicornio decide golpearle la cabeza al estudiante con su lanza. Purplethink sonríe, levanta una de sus patas delanteras y tranquilamente toca la armadura del guardia, donde está la punta del pecho. En menos de una fracción de segundo, el guardia es disparado varios metros con una fuerza y velocidad increíbles. Cae inmóvil en medio del corredor.

Un simple choque eléctrico, fue lo que hizo solamente Purplethink. Y como las armaduras tienden a ser en su mayoría de acero o hierro, no hay mayor impedimento en que la electricidad se distribuya libremente en el cuerpo. Sus "guantes" le ayudan a canalizar y potencializar su energía.

-Pobre idiota. -Purplethink con una satisfacción increíble y una sonrisa modesta. Toma de las patas al poni caído con el fin de ocultarlo en algún lado. No se percata de que la rendija metálica de sus calcetas aun guardan suficiente carga y lo vuelve a electrocutar, esta vez por accidente. El choque es tan potente que el cuerpo del guardia se eleva varios centímetros del suelo y cuando cae lo único que se percibe es un ligero aroma a tostado. Purplethink ya tiene otra razón alarmante, no sabe si lo mató-. No puede ser...

Se quita las calcetas y le checa el pulso, se alivia al notar un débil signo de vida. Se apresura a esconderlo detrás de una estatua.

Purplethink, confiado de sus habilidades vuelve a ponerse los calcetines. Longhorn aparece segundos después con una funda larga, peculiar en el sentido de como esto ayudará a la misión.

-¿Por qué tienes calcetas? Generalmente cuando los ponis se los ponen es cuando quieren decir que están en temporada, especialmente los...

-Nada que ver. Vámonos ahora, tenemos mucho que hacer.

La misión de uno se convierte en un trabajo colectivo. El pony terrestre sigue sin estar de acuerdo, ni siquiera tiene claro de porqué rayos fue permisivo con la decisión del cuerno largo. Podría haber muchísimas razones: se siente solo o culpable. En el fondo, la presencia del unicornio le pica la mente, como si un sexto sentido tratara de decirle algo importante.

Un elemento curioso y tal vez idiota, Longhorn no sabe el porqué de esta misión. Su determinación es tal como para seguir ciegamente a su "amigo" en una travesía con grandes posibilidades de una desagradecida consecuencia.

Salen de una parte del castillo, atraviesan los hermosos corredores con jardineras que conectan las principales zonas del castillo. Hay una edificación con varias torres, cada una con su propia altura. Su objetivo es ir a la torre más alta. Una zona muy cuidada, ya que ahí se encuentra la biblioteca de "Star Swirl el barbudo", el archivo general de todo el imperio y posiblemente fuertes secretos sobre historia de Equestria y las princesas.

La mitad de las entradas están resguardadas por guardias, el resto a simple vista se notan desprotegidas. Purplethink lo considera suerte, está a punto de pasar por una de estas entradas cuando Longhorn lo detiene.

-¡Alto! Creo que este tiene un sello mágico.

-¿Cómo sabes?

-Soy un unicornio, ¡DUH! Tal vez mi magia no sea tan poderosa, pero se lo suficiente de ella. Y esto querido amigo, es un sello demasiado básico considerando que estamos en el corazón de Equestria.

-¿Puedes hacer algo para contrarrestarlo?

-No. -Su respuesta le provoca dolor estomacal a Purplethink-. Pero tengo una idea, sígueme.

Silenciosos, llegan a otra entrada, una que está custodiada por guardias. Purplethink no tiene idea de lo que Longhorn hará y con trabajo le ofrece el beneficio de la duda.

El unicornio entonces pone en práctica su magia y sus habilidades deportivas, o en pocas palabras: hace una demostración para lo que es bueno. De la funda emerge un arco profesional, de un cavado negro brillante, hecho con los mejores materiales y hasta con visor integrado. Levitando con su magia, en un destello azul, Longhorn se acerca al acceso sin que comprometa su posición. Levita una flecha de metal y la situá en su apoyo. Con su magia posiciona y elige su blanco, que es un candelabro a una distancia considerable. Con su casco empuja la cuerda del lado contrario del objetivo. Su concentración es interesante; cierra uno de sus ojos, deja de respirar y suelta la cuerda.

La flecha toma una gran aceleración y da en su objetivo. La punta filosa rompe la cadena del candelabro, la responsable de mantenerlo en el techo, entonces el candelabro cae, llamando la atención de los guardias. Descuidan su posición por unos momentos, dándoles la oportunidad a Purplethink y Longhorn entrar y continuar su camino en uno de los tantos corredores solitarios.

-Mi hermosa "Ojo De Fénix 5000", nunca me falla. ¿Te sorprende ver a un ferviente competidor de los Juegos de Equestria en acción?

-Honestamente, no.

Juntos, caminando en pasillos oscuros, escondiéndose de los patrullajes detrás de los adornos o subiendo por las cortinas. Entre más se adentran a esta parte del castillo, los caminos se vuelven más complejos e inspeccionados. Hay muchas puertas, ven accesos a corredores cerrados con candado, a Purplethink como a su pareja les da mucha curiosidad entrar y ver que secretos se guardan.

Hay algo constante de todos los pasadizos, paredes y puertas: elegancia. Pisos de mármol, pinturas e arte plástico de ponis talentosos. Cortinajes con telas sedosas, ventanas de cristal puro. A las princesas les gusta vivir con clase soberbia.

Purplethink pronto se envuelve en un problema, llega a un lugar que no reconoce. Su memoria no lo tiene registrado y los mapas no son de ayuda. Obligados a desviarse del camino por incontables obstáculos (unicornios guardias muy tenaces, trampas mágicas, constantes patrullajes de pegasos), se encuentran en un dilema. Hay dos pasajes, y ninguno de los dos está seguro hacia dónde ir.

-Ya perdimos mucho tiempo, no podremos pasar desapercibidos para siempre.

-Pero si hemos sido cuidadosos. -Longhorn ignora el suceso unicornio déspota vs Purplethink.

Considerando que los mapas son inútiles en este momento, Purplethink los guarda en su mochila. Antes se quita las calcetas, no quiere algún accidente con sus cosas. Al momento de abrir su mochila (un proceso que requiere paciencia con los cascos y el hocico), Longhorn se percata del sobre que protege una fotografía con gran valor sentimental.

-Oh... ya veo.

-Sí. Todo esto, es por ella.

  • Puede que sea la misión más estúpida o más brillante de este milenio. Si tenemos éxito entonces será brillante.

-Yo sé que nos buscan, el tiempo está en contra nuestra. Sé que estamos bastante cerca, pero si elegimos el camino incorrecto entonces perderemos mucho tiempo valioso. Como el camino contemplado está lleno de guardias, necesitamos una alternativa.

-Propongo dividirnos para reconocer el terreo y ahorrar tiempo.

-Me parece bien. Si vemos una alternativa prometedora, le avisaremos al otro. Nos encontraremos en este mismo lugar.

-Trata de no morir.

-Pero si yo tengo más probabilidades de sobrevivir que tú. -Longhorn toma el de la izquierda y Purplethink el de la derecha.

Un camino oscuro, sin ninguna vela y otro tipo de luz. A Purplethink le cuesta trabajo ver. Sin darse cuenta, pasa y rompe uno de los sellos mágicos de seguridad. Continúa caminando, con las esperanzas decreciendo de encontrarle algo útil a este trayecto. El final del pasillo, es una pared, Purplethink molesto y resignado con él camino, espera que a Longhorn le vaya mejor

Los problemas aparecen, un guardia pegaso lo sorprende por arriba y se arroja contra él con todo su peso. La resistencia, o mejor dicho, pelear por determinar quién somete a quien desencadena ruido por todo el pasillo. Al final el guardia logra someter a Purplethink... o eso es lo que él cree. El poni terrestre finge estar vencido, la confianza del pegaso le traiciona porque se cree la derrota de su adversario y baja la defensa.

-Creo que tú eres uno de los estudiantes seleccionados por la princesa Celestia. Tú no deberías estar aquí.

-Lo siento...

-Eso no te salvará.

-Lo decía por usted. -Purplethink, consigue liberar una de sus patas delanteras y tocar una parte del cuerpo del pegaso. Ocurre lo mismo con el guardia anterior, la descarga eléctrica lo deja inconsciente. Esta vez lo efectúa con más cuidado.

Sus problemas no terminan, aparece otro guardia y cuando ve a su compañero caído en combate no lo piensa dos veces; corre enfadado y con el cuerno brillante, dispuesto a derrotar al agresor. Los sonidos de una lanza romperse, de varios destellos de magia y de una descarga eléctrica, seguida de la caída de un contendiente como resultado de una vertiginosa pelea. Purplethink no esperaba otro ataque, las acciones desesperadas que tomó solo le advierten del problema y del peligro con el que se está desarrollando su misión. A pesar de ello, se rehúsa en abandonar su propósito.

Una puerta cercana se abre, Purplethink se prepara para otro enfrentamiento. Se sorprende al ver quien es: es un unicornio bien parecido, del mismo pelaje que su amigo, de crines rubios y carita cuidada: el príncipe Blueblood con su piyama para dormir. Los ruidos de la pelea lo han despertado y ha salido de su cama con el único fin de protestar y quejarse lo más equinamente posible.

-¿Qué carajos está pasando aquí? -Con una cara de pocos amigos, escoge a la única víctima que ve en pie: Purplethink, quien no tiene idea de cómo reaccionar ante esto-. ¡Oh, eres de esos molestos estudiantes! ¡Vete de aquí terrestre plebeyo o haré que te encierren!

Será que está dormido o que es un completo estúpido, que no le presta atención a lo delicado de la situación. Parece no impactarse por los guardias caídos y cuando se da cuenta ya es demasiado tarde. Sus palabras degradantes provocan una molestia en Purplethink. Un gruñido amenazante preocupa al príncipe y a su seguridad. Mira los ojos del poni plebeyo, reflejan intenciones malas.

-Ya sacaste boleto. -Purplethink sí que lo molestó el comentario del príncipe. Su contrincante como lo cobarde que es, retrocede con cada paso que Purplethink da. La puerta se cierra y ambos quedan en la habitación. Puede escucharse varios gritos de misericordia y negación, solo duran un par de segundos.

Purplethink sale con una sonrisa maliciosa, gustoso por haberle dado una lección a ese unicornio estúpido. No lo mató, ni tampoco lo dejó mal herido, solo le ofreció un recordatorio de porque jamás debe humillar a un poni diferente a él. Uso excesivo de sus habilidades, una pequeña alarma de que Purplethink entre más la usa más impulsivo se vuelve. El mismo poni lo sabe, hasta el mismo una vez se prometió no usarlos hasta cuando fuera necesario.

-Purplethink. ¿En dónde estabas? -Longhorn aparece, feliz porque tiene buenas noticias. Queda algo perplejo cuando ve a dos guardias inmóviles en el pasillo, mientras Purplethink toma de la cola a uno de ellos y trata de esconderlo detrás de los cortinajes de terciopelo-. ¿Qué pasó aquí?

-Hubo problemas. No te preocupes, ya los resolví.

-Tendrás que explicarme como un saco de huesos noqueó a dos guardias sin ayuda de nadie. Pero antes ¡Tengo buenas noticias! Encontré una salida.

-Genial. -Deja al siguiente escondido en el mismo lugar que el otro-. Deja de mirarme raro.

-No puedo evitarlo. ¿No están muertos, verdad?

-Estarán bien. No tenemos mucho tiempo, pronto se darán cuenta que 3 guardias les faltan.

-¡Qué! ¿Otro más?

-¡Vámonos ya!

Con cabalgue veloz emprenden el viaje. En efecto, Longhorn encuentra el camino prometido: logra encontrar una conexión con las escaleras que llevan directo a la sala de descanso real. Purplethink reconoce las escaleras, fueron las mismas que usaron cuando Celestia les dio el recorrido. Se llena de optimismo, su corazón late como nunca, jamás se imaginó estar tan cerca de su objetivo, lo que antes solo podía saborearse en sueños ahora está casi tan cerca de completarse, ni siquiera lo puede creer. Escaleras en espiral, subirlas todas requería de un extenuante esfuerzo, Purplethink se pregunta si las princesas usan estas escaleras o simplemente salen por la ventana volando.

Los jefes de turno ya se dieron cuenta que un usurpador está rondando entre los edificios del castillo, numerosos grupos de guardias reales buscan al sospechoso, elevan el nivel de alarma un grado más al encontrar a sus tres compañeros caídos.

Una alarma a lo lejos se escucha, Purplethink y Longhorn detienen el paso. Silencio nervioso, después las miradas cruzadas y por último el mismo pensamiento que les dice en una simple oración que "Nos están buscando". Levantan las orejas y las mueven buscando sonidos que anuncien un supuesto peligro, Longhorn se acerca al barandal de la escalera para observar toda la trayectoria subida y si no hay ponis persiguiéndoles. Hasta el momento no hay rastros de guardias, aunque saben que cada segundo estarán más cerca.

Longhorn levanta la cabeza y mira a su amigo Purplethink que también lo mira. Ambos con una cara de preocupación, con sus ojos brillantes expresando miedo y al mismo tiempo una emoción por tener el objetivo a tan pocos pasos. Longhorn entonces sonríe y levanta la pata. Purplethink comprende el mensaje y también levanta la pata, chocan los cascos en muestra de que no se rendirán hasta haber conseguido su objetivo y que estarán juntos en las buenas o en las malas.

Aceleran el paso, hasta por fin llegar a la puerta de caoba, de una cerradura plateada y de grabados del sol y la luna. Esta puerta los divide entre el camino y la meta. Nadie debe de echarlo a perder, los dos deben comportarse como verdaderos sementales con clase en presencia de la princesa Luna. Purplethink toca la puerta, a Longhorn le parece suicida esta acción y trata de frenarlo sin éxito, en cambio el susto se convierte en extrañeza porque nadie responde.

La puerta no tiene seguro, y Purplethink simplemente la empuja. La puerta cede y muestra el interior de la sala, tan reconfortable y elegante como siempre. La chimenea está encendida, el telescopio está en su sitio, la pintura está inconclusa. Todo está normal y tranquilo, solo por un pequeño detalle que no cuadra: No está la princesa Luna.

Tan solo el viento que los rodea los acompaña. La habitación completa está en una tranquilidad inusual, puede sentirse una escena atípica, como si un aura manipulara el ambiente, o en pocas palabras: se siente la fragancia de la noche.

Purplethink está desconcertado, sin mencionar que también su corazón está por salirse de su pecho y que aún sus emociones por encontrarla no se desvanecen. Camina lentamente al centro de la habitación, es indudable que la princesa Luna estuvo aquí, las evidencias lo afirman como la chimenea encendida, el gran espejo situado en el centro de la sala usado como escritorio con papeles un tanto desordenados y la pintura sobre una ciudad en la noche que denota brochazos frescos.

-¿Y ahora qué? -Longhorn permanece en la puerta. Opta por la prudencia, necesita vigilar la puerta en caso de que haya problemas. Le da curiosidad que ningún guardia resguarde la entrada de esta sala.

-Creo que se acaba de ir.

-¿A dónde?

-No lo sé... y no sé cuánto vaya a tardar.

-¿Y ahora?

-No lo sé. -ambos, pensando en lo que se debe de hacer, aunque Longhorn es motivado por un pensamiento más.

-Ya que nadie sabe que estamos aquí y que probablemente tarden en encontrarnos. Quisiera decirte algo muy importante.

-¿Ahora?

-Sí, lo considero necesario.

-¿Y qué es? -Purplethink sigue revisando la sala.

-La razón la cual te elegí como mi compañero de recorrido y porqué me esforcé en que fuésemos amigos.

Pasos de un tercero acercándose interrumpen el propósito de Longhorn. Se asoma por el barandal de las escaleras, nota que hay un poni de armadura oscura y alas de murciélago subiendo por las escaleras de espiral. El poni voltea hacia arriba, con unos ojos anormales para el resto de los ponis, observa que hay un desconocido en la puerta, lo ve correr y cerrarla.

Longhorn mira a un poni acercándose, lo ve detenerse y voltear hacia donde él se encuentra. Entonces Longhorn retrocede rápidamente y cierra la puerta.

-¿Qué pasa?

-Creo que vi a un sirviente o guardia de la princesa Luna.

-¿Qué?

-Sí, tenía alas de murciélago, ojos de demonio y armadura purpura... y me vio.

-¡Qué! -Una noticia nada alentadora.

Las oportunidades se les esfuman de los cascos, las opciones de destruyen rápidamente. Pronto los atraparán y no habrá piedad con ellos. Purplethink revisa su mochila, asegurándose que todo esté bien sujeto, Longhorn solo revista y se arrima más a su funda.

A Longhorn se le ocurre una idea que les dará algunos minutos extra, con sus fuerzas mueve varios muebles con lo que bloquea la puerta. No tarda mucho en escuchar los pasos de los guardias acercándose. Siendo francos, el unicornio cree que ya no hay salida y que serán atrapados muy pronto. Sabe que es su responsabilidad, nadie lo obligó a ir, no tiene el derecho de enojarse con Purplethink, además dijo que lo apoyaría, hasta el final del trayecto y eso es lo que hará.

Purplethink se acerca al balcón donde se encuentra el telescopio, trata de buscar alguna clase de salida, algo que evite que los atrapen. Mira que el techo de la otra sección es cercano al balcón, podrían llegar ahí con un gran salto. El problema es el riesgo de la altura, sin mencionar que el salto tiene que ser bastante largo, más de 6 metros, si uno de ellos no logra alcanzar esa distancia entonces ya pueden considerar una estancia en la morgue.

Una ventaja de tan arriesgada opción es que el techo no está a la altura de la torre, está como 4 metros más abajo respecto a la torre. Su desventaja, contando las mencionadas antes, es que no es uniforme, tiene una inclinación diagonal, un paso en falso y podrían resbalar.

-¿Y ahora qué? -Longhorn, es la primera vez en tantos años que se muestra tan nervioso, ni siquiera en sus competencias se pone así.

-¡Vamos a saltar! -Purplethink sin estar seguro de lo que expresa de su hocico.

-Hay formas menos violentas de suicidarse.

-Es nuestra única salida. Hay una techumbre a pocos metros de aquí. Confía en mí. -Habla con sinceridad, con la mirada convence a Longhorn de que esta opción es su única salida. Suicida o no, es lo único con lo que cuentan.

-Está bien. Pero antes debo comentarte algo. La razón de porqué te elegí como mi compañero y amigo.

-¡Por favor! No tenemos tiempo.

-Si vamos a morir, al menos dejame decírtelo. Solo un minuto. -Purplethink comienza a desesperarse, no quiere escuchar a Longhorn, lo dejará hablar de todos modos, aunque no le prestará la atención adecuada. Enfoca su mente en prepararse para el salto-. Te dije en la cena sobre una hechicera que me dijo como curar mi alma, tendría que encontrar a un amigo perdido de la infancia... Te recuerdo bien, aunque tú no lo hagas y ni te esfuerces en recordarme. Esa noche, cuando estábamos en Ponyville hace como 13 años, esa noche que Nightmare Moon atacó. Te recuerdo bien, porque sigues siendo ese mismo poni tímido pero igual de interesante como esa vez.

Hay un colapso de ideas en la mente del poni terrestre, todos sus pensamientos y sus emociones se mueren por unos cuantos segundos. Las palabras del unicornio consiguen su objetivo, logran evocar a la mente un recuerdo perdido de hace 13 años. Simplemente desconcertado, el recuerdo emerge tan nítido en su cabeza y hasta se culpa de cómo pudo ser capaz de haber olvidado algo tan importante en el trayecto de su vida.

Hace 13 años.

Un día de verano, la familia completa de Purplethink decidió visitar Ponyville a presenciar la Celebración Del Sol De Verano. Eran vacaciones, toda la familia estaba libre, los padres consideraron que sería un bonito detalle que los potrillos pudieran conocer a la misma soberana de toda Equestria. Purplethink tenía en ese entonces 4 años, él era el hijo menor de la familia, su hermana de 5 años mayor que él nunca le prestaba atención, así que Purplethink siempre se imaginaba en su propio mundo para divertirse o leía muchos cuentos, el viaje y el evento no fueron la excepción. Pero un acontecimiento, cambió los planes de todos los ponis, durante el evento la princesa Celestia no apareció y en su lugar una malévola sombra emergió, tomando la forma de una villana casi olvidada por el transcurso del tempo. Derrotó a los guardias y juró con soberbia confianza que Equestria jamás volvería a sentir los rayos del sol.

Los ponis entraron en pánico, el evento se convirtió en una histeria colectiva que se propagó por todo el pueblo. Su protectora, la misma gobernante de Equestria había desaparecido. La familia de Purplethink entonces se refugió en la bodega (que en realidad era un sótano) de unos ponis pasteleros. 8 familias fueron las que se ocultaron en aquel lugar, la mayoría no eran residentes del pueblo. Decidieron esperar hasta recibir alguna noticia sobre lo que pasaba en el mundo exterior.

Durante su espera en la bodega, padres e hijos se separaron: por un lado de la bodega estaban las yeguas y los sementales hablando sobre el tema, por el otro estaban los potrillos y potrillas que por un momento se olvidaron del peligro y comenzaron a jugar. Hubo un poni al cual ignoraron porque sus patas traseras tenían un extraño aparato que lo hacían caminar raro, además que su crin parecía escoba vieja (los niños se lo decían, que ese crin era de poni enfermo y que si se les acercaba podría infectarlos). Ese poni era Purplethink y cada vez que intentaba acercarse e integrarse, el resto se hacía a un lado o lo empujaban de manera cruel. Así que el pequeño se quedó solo, mirando a sus padres y a su hermana que estaba atenta escuchando las conversaciones de los adultos. Tres unicornios, de dos años aproximadamente mayor que él eran los responsables de mover al grupo de potrillos, por ellos Purplethink se quedó en un rincón apartado. El poni terrestre sollozaba en silencio porque se sentía rechazado por todos. Hasta que un joven potro de su misma edad le ofreció su casco.

Un unicornio blanco se acercó, alzó su casco en una muestra de simpatía incondicional Sus ojos proyectaban una alegría poco habitual, mostraba una sonrisa comprensiva y con una voz juguetona le ofreció acompañarlo y a jugar con él. Durante las siguientes horas, ambos potrillos se divirtieron juntos, ambos reían y platicaban con gran emoción, jugaban como si fuesen amigos desde hace mucho tiempo. Los problemas externos, sus tristezas, todo el mundo se hizo a un lado y solo quedaron ellos dos junto a su felicidad.

Más de 5 horas de incertidumbre en lo que parecía la continuación de una noche perdurable, pero al final volvió a surgir el sol y el miedo se extinguió. Los ponis volvieron a salir a las calles y la normalidad se instauró. Purplethink entonces se retiró a su ciudad de origen junto con su familia, deseando algún día volver a encontrarse con ese amigo unicornio tan especial que hijo de la noche más larga el mejor día de su corta existencia. Meses después en Manhattan se hizo la fiesta de la lluvia de estrellas y ahí conoció y se interesó por la Princesa Luna.

Purplethink, incapaz de contener la emoción, deja salir un par de lágrimas. Un sentimiento de tristeza y nostalgia se mezclan junto con un sentimiento de plena felicidad. Jamás esperó encontrar, después tanto tiempo, a uno los mejores amigos de toda su vida. No puede ocultar su sorpresa y felicidad, con su pata retira las lágrimas y aunque lo intente por más que quiere no logra contenerse. Longhorn también sonríe, dentro de él una euforia casi explosiva lo invade, guarda la compostura por la gravedad de la situación en la que se encuentran.

-Eras tú... erás tú. -Purplethink se lo dice en una risa fallida, denota más una emoción melancólica.

Se escuchan golpes en la puerta, son los guardias que han llegado. Los escuchan decir constantemente: "Abre la puerta en el nombre de la autoridad real". Longhorn y Purplethink recuperan la razón, recuerdan por qué están aquí y necesitan hacer algo ya si quieren escapar.

-Dijiste que saltar... ¿Verdad? -Con una voz que esconde el miedo interno por efectuar una acción estúpida y probablemente la más arriesgada en mucho tiempo.

-Yo lo haré primero.

La puerta poco a poco cede los constantes golpes de la autoridad. Ya no hay marcha atrás, es hora de saltar o morir en el intento (como desearían tener otras opciones). Purplethink toma impulso, sin ni siquiera prepararse mentalmente para el reto que está a punto de cometer, empieza a galopar lo más rápido que puede. Longhorn se prepara también, mira optimista a Purplethink, si lo pudo cargar durante casi todo el trayecto del laberinto entonces puede con esto.

Purplethink entonces da el salto de su vida, tomando un último impulso con el apoyo del barandal del balcón con sus patas traseras. Son los momentos más intensos de su vida, trata de mantener la mirada fija hacia el frente, la tentación de mirar hacia abajo podría ser mortal.

Longhorn también se arriesga en el salto, segundos antes de que la puerta ceda y entren los guardias. Su fuerza es mayor aunque su masa corporal le obliga a rezar más. Ambos ponis logran caer en la techumbre, solo que hay un problema serio, Purplethink cayó mal y se lastimó las patas delanteras, lo inclinado de la superficie y su muy poca rugosidad lo hacen resbalarse.

-¡Hay no! -Lo dicen al mismo tiempo, están en serias dificultades.

Purplethink está patinándose y no tiene nada con que sujetarse o apoyarse. Trata inútilmente de levantarse y hacer fricción con sus cascos, pero sus patas delanteras se lastimaron porque se torcieron con el choque y las traseras no ofrecen suficiente fuerza. Longhorn no puede permitir que su recién encontrado amigo de la infancia muera después de apenas reencontrarse.

-¡Ahí voy! -Longhorn arroja su cuerpo a la inclinada pendiente de la techumbre, usando su peso y sus patas, ganando velocidad. Se desprende de su funda donde está su precioso arco y sus caras flechas, eso no le importa, lo que le importa es salvar a Purplethink a toda costa.

No queda suficiente superficie, Purplethink pronto se encuentra solo contra la altura, la gravedad reclama su premio y lo hace descender a donde pertenece. Longhorn apenas si llega a tiempo, usa sus bien alimentadas patas y se frena, con su hocico logra morder y atrapar la cola de su mejor amigo. Por una fracción minúscula de segundo, logra salvar a Purplethink.

-¡Ahhhhhhh! ¡Por favor, no me sueltes! -Purplethink no puede gritar, se lo implora con la voz más baja posible. Casi todo su cuerpo cuelga, un paso en falso y ambos caerán sin oportunidad alguna.

-¡No te voy a soltar! -Ambos sienten miedo, más de lo que sus cuerpos pueden soportar. Purplethink sigue implorando, casi a punto de gritar en pánico. Longhorn también está asustado, usando gran parte de sus fuerzas en sus patas, esforzándose por no ceder ningún milímetro a la superficie peligrosamente lisa. Apenas puede respirar, a duras penas puede hablar.

Emerge otro problema: la mochila de Purplethink, durante el derrape de la techumbre, sufrió un ligero desgaste en la tela. Pero lo más desconcertante es que el seguro que la tenía sujeta a través de la panza y el lomo del poni se rompe. En ese preciso momento, la mochila se desprende del cuerpo de Purplethink y cuando se da cuenta ya es demasiado tarde.

-No... ¡NO, NO, NO! ¡POR FAVOR NO! -No puede hacer nada, siente como la mochila se le va del pelaje. Está a punto de gritar, de moverse frenéticamente, de lanzarse al mismo destino que la mochila. Ahí está la cámara de su abuelo, la única persona que la trató como un poni durante su infancia, también está el mayor tesoro de su vida: su interesante fotografía de la Princesa Luna.

-¡Deja de moverte! -Aunque Longhorn quisiera no hubiera podido salvar la mochila de Purplethink, está demasiado concentrado en sujetarlo, su magia necesita concentración y todo está pasando tan rápido.

El objeto por el cual se desarrolló toda la misión, ya no está entre sus cascos. Todo el esfuerzo se estrella literalmente contra el piso. Purplethink resignado, comienza a llorar. No hay nada más que hacer, todo por lo que lucharon se perdió, ni siquiera una disculpa o una salía había, tan solo esperar el castigo y nada más.

Hay otro objeto que resbala y que pronto caerá al vacío, son la funda de Longhorn que contiene su objeto más preciado. Obligado a sacrificarlo por salvar a su amigo, tendrá el mismo destino que la mochila de Purplethink. El poni terrestre, abre los ojos llenos de lágrimas y logra distinguir a la funda acercarse muy cerca de ellos, incluso escucha a Longhorn decir. "No te rompas por favor". Purplethink no va a permitir que su misión se convierta en una pérdida total.

Recupera parte de su coraje, olvida los problemas actuales y se concentra, es hora de usar otra virtud de su habilidad extraordinaria. Da gracias a dios que no se quitó sus calcetas especiales. La funda termina la superficie y la caída es inevitable, Longhorn ve completamente impotente el destino de su herramienta más preciada, le ha costado una fortuna pero no puede salvarla. Purplethink entonces extiende una de sus patas cuando el arco pasa cerca de él. Ocurre algo que Longhorn no puede explicarse y casi suelta a Purplethink de la sorpresa que lo impacta. La funda entonces se pega al casco de Purplethink como si su pata fuera una especie de imán. Por suerte, el arco de Longhorn tenía suficiente metal y se deslizó muy cerca de Purplethink, lo suficiente para que fuera alcanzado por el efecto magnético.

-¿Qué es lo que acabas de hacer? -Longhorn, completamente perplejo por esa manifestación tan singular.

Longhorn consigue subir a Purplethink de nuevo al techo y a socorrerlo para que no vuelva a resbalar. Hay un pequeño momento de paz nocturna antes de que los guardias los atrapen. Los dos; tranquilos y mirando al cielo, como si no debieran nada o esperaran sin objeción su destino. Purplethink entonces mira al otro extremo da la techumbre, una ventana que está en una torre, ve en esa ventana la posibilidad de una potencial salida.

-Tienes que irte, ahora.

-No voy a dejarte aquí. -Longhorn también ya vio la ventana. Si va a escapar, entonces escapará con su amigo, no piensa irse solo.

-Hazlo. Yo no puedo caminar bien, solo te retrasaría.

-Podemos hacerlo.

-No... ya no quiero continuar. La fotografía se perdió, no hay nada por lo cual me obligue a estar aquí, aceptaré las consecuencias de mis actos... MIS ACTOS. No es tu responsabilidad, Longhorn.

-Somos amigos y te ayudé en esto. Además, eres un idiota para hablar, me necesitas.

-Tal vez, pero necesito que ve vayas ahora. Necesito un favor, averigua quien se robó mi certificado de deseos, sé que me lo han robado y probablemente esas unicornios molestas lo hicieron.

-Pero si me voy, no me voy a divertir el resto del recorrido. Estaré solo.

-¡Callate ya! Marchate ahora que tienes oportunidad. Me salvaste la vida y estoy agradecido por ello, yo te salvé de la ira de Celestia... estamos casi a mano. -Ríe un poco-. ¡Vamos, vete ya! Yo estaré bien. Por favor, te lo pido como amigo, como... mi verdadero amigo. -Logra convencer a Longhorn con esas últimas palabras. El unicornio, con tristeza en su voz y ojos se levanta, toma su arco que está en la funda.

-¿Nos volveremos a ver? Ni siquiera sé dónde vives

-Si el destino lo quiere, nos volveremos a ver. Adiós Longhorn.

-Adiós Purplethink... buena suerte. -Da unos cuantos pasos, se detiene para decirle su última frase bromista-. Cuando te vea, me dirás que clase de ser extraño eres o de que laboratorio saliste, me dirás que es esa habilidad tan singular tuya.

Purplethink y Longhorn ríen, después cada quien toma el camino de su decisión. Longhorn entra en la ventana a tiempo, los guardias pegasos llegan por lo cielos y arrestan a Purplethink. Lo ponen en una camilla y lo llevan sano y salvo al suelo.

Antes de recibir su castigo Purplethink mira al cielo, nota que una figura familiar vuela en dirección hacia la torre donde está la sala de descanso real. Es la princesa Luna que regresa de quien sabe dónde a su sitio de confort. Si tan solo su misión hubiera resultado en un éxito.

Que pasaría después, una pregunta que Purplethink no podrá responderla ya.