Sorpresas de una vida
#1 of Periplos de Gami
Antes de nada decir que gracias a mis compañeros por prestarme sus personajes (aunque dudo que lean esta historia porque no saben ni que está aquí xDU). Aunque este capítulo no tenga relaciones homosexuales, pronto la tendrán. Por lo que, si no te gusta las historias con contenido homosexual no la leas (quien sabe, puede que te guste y quieras leer los demás capítulos)
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El camión se detuvo en frente de una casa. Esta, estaba vacía pero en muy buen estado. El conductor y el copiloto bajaron y empezaron a meter los muebles en la casa.
-Bien, por fin estamos aquí -dijo un hombre
-Pero todavía falta poner todos los muebles -se quejó el que parecía su hijo- no podremos ver este pueblo si nos pasamos todo el día aquí
-Venga Gami, no te quejes -respondió su madre- ya tendrás tiempo mañana en la escuela
-Está bien -se resignó
La familia bajó de la parte de atrás del camión y ayudaron al conductor y al copiloto, que eran dos viejos lobos, a meter los muebles en la casa. Al cabo de cuarenta y cinco minutos acabaron y se despidieron yéndose con el camión.
Sin duda, ese era el comienzo de una nueva etapa en la vida de aquel perro llamado Gami.
Él era un perro de la raza labrador, ojos marrones intensos y grandes. Tenía un pelaje de color vainilla y el pelo negro. No se podía quejar de su físico ya que era delgado y se le marcaban algunos músculos aunque no eran muchos. Si ya su cara era adorable, su actitud lo era más. Con su amabilidad, timidez y temperamento se convertía en un muchacho estupendo de doce años. Con todo eso, no tenía ningún amigo y no era porque se hubiera mudado, no. A la gente le parecía que tenía algo extraño y se alejaban de él todo como podían, les entraban una extraña sensación de inseguridad y de miedo.
Se había mudado a una ciudad que no sabía situar en un mapa y aun así le gustaba. Ese aspecto de pueblo antiguo, su "soledad" por las tardes... lo único que no le gustaba era que hubiera humanos. No les odiaba, pero no le gustaba estar con ellos. Creían que eran superiores solo porque los otros animales no tenían inteligencia, porque había cosas que solo ellos podían hacer... sin embargo, como dije antes, era una nueva etapa en la vida de Gami Galbis
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Gami se despertó temprano para ir al primer día de instituto. Se preparó él solo el desayuno y se fue cuando estuvo listo. Aquel pueblo era perfecto mirases por donde lo mirases con toda la gente paseando, los estudiantes asistiendo con prisas al instituto... pero la gente lo miraba con algo de miedo.
Cuando llegó, peguntó a un rinoceronte de mediana edad, donde estaba la clase de 1º de ESO F
-Está por allí subiendo las escaleras -gruñó señalando a la derecha
El labrador subió por las escaleras y encontró la puerta. Al entrar se chocó con alguien pero solo Gami cayó al suelo puesto que el otro era más corpulento y alto
-¿Estás bien? -le preguntó tendiéndole la mano
-Perdona, no te había visto -dijo al mismo tiempo Gami sin escuchar la pregunta y sin mirarlo. Cuando lo vio se quedó cortado. Se levantó por sí mismo- esto... ¿eres de esta clase?
-No, la profesora me dijo que viniera aquí, ¿y tú? ¿Eres de esta clase?
-Si -respondió al instante
-Pues siéntate rápido, tu profesora no tardará en llegar
Al decir eso se apartó de la puerta para que Gami pudiera pasar y este lo hizo. Se sentó al fondo de la clase y miró de nuevo con el que se chocó. Era un lobo mucho más alto que él y con cara de pocos amigos y seguramente no sería por el choque. Su pelaje entre negro y plateado hacía un curioso contraste con su pelo blanco. En lo que más se fijó era en los ojos, los tenía de color turquesa intenso. Un hocico que dejaba ver sus numerosos y afilados dientes. Se notaba que tenía los músculos en tensión y esto le pareció gracioso a Gami, "seguramente le habré asustado con el golpe" pensó. Pero ese vistazo apreciativo fue interrumpido por alguien que se sentaba al lado del labrador. Un Husky Siberiano con ojos azules. Su pelaje era blanco y negro y su pelo castaño. Estaba en buena forma física pues era delgado. Se sentó sonriendo pero parecía alguien con muy malas pulgas
-Que mala suerte has tenido chocándote con él -empezó el husky- es muy popular en el instituto pero no por nada, es algo violento y cualquiera que se meta con él sale malparado
-¿En serio? -preguntó sin mucho interés
-Si -continuó- seguramente te hubiera hecho cualquier cosa si no fueras nuevo
-Vaya...
-Me llamo Anared -le tendió la mano
-Esto... me llamo Gami -se la estrechó-. Oye Anared, ¿Cómo se llama aquel lobo con el que me he chocado?
-Se llama Lydon. Espero que no te pase nada más como lo que te ha pasado hoy
-Tranquilo, tendré cuidado
Estuvieron un rato hablando hasta que entró una profesora con Lydon detrás. La profesora, una jirafa, se sentó y dirigió una mirada dura a sus alumnos
-Buenos días, me llamo Rosario Cobos, me podéis llamar Rosy. Seré vuestra tutora durante todo el año -vio a algunos humanos repartidos por todo el grupo- bien, veo que también hay varios humanos... bueno, también seré vuestra profesora de educación física. Os dejo con Lydon Minch, os explicará algo de este instituto
-Gracias profesora -agradeció educadamente- bien, como os ha dicho la profesora, me llamo Lydon. Puede que alguno me conozca de oídas pero os aseguro que no soy como la mayoría dice. Bien, este instituto está dividido en dos edificios: este es donde están todos los cursos de ESO y en el otro están primero y segundo de bachillerato. Hoy habrá una reunión de delegados por lo que tenéis que elegir a uno. El subdelegado también puede ir pero solo es para deciros algunas cosas más... ¡Ah! Es en la sala que hay aquí al lado. Gracias por atenderme. Adiós -se despidió con la mano y se fue.
Después de aquello cada uno se presentó como es debido y, una vez conocieron mejor a cada uno, eligieron el delegado. Salió de delegada una orca llamada Yinne y, de subdelegado, Gami.
Los dos fueron en el primer recreo a la sala y esperaron en frente junto con más gente. Había tanto animales como humanos. Casi todos hablaban abiertamente excepto Gami, que no tenía ningún amigo
-Vaya, veo que te han elegido delegado -le dijo alguien a la espalda
-¿Eh? -Se giró y vio a Lydon-. En realidad, soy subdelegado -respondió con algo de nerviosismo
-Me alegro de que te hayan elegido -añadió mientras abría la puerta
Gami se quedó algo sorprendido por lo que le dijo y entró casi sin darse cuenta. Si no lo conocía a penas, ¿por qué decía que se alegraba?
Los demás entraron detrás de ellos y todos se sentaron. Estuvieron hablando sobre las reglas que tenían que seguir, sobre algunos profesores para que fueran informándose y varias cosas más. Estuvieron quince minutos y dejaron los últimos cinco para que disfrutaran algo del recreo pero Gami se quedó esperando a Lydon que se encargaba de recogerlo todo
-¿No te vas al recreo? -le preguntó el lobo
-No, no creo que nadie me espere -respondió con un tono de melancolía en su voz
-¿No tienes amigos? -preguntó con sorpresa
-No, nadie quiere estar conmigo nunca. Siempre me miran con miedo, pero no sé por qué
-Pues no entiendo por qué, no te veo nada de espeluznante -razonó acercándose a él y poniéndole las manos en los hombros- si no tienes a nadie, yo estoy para lo que quieras
-Gracias -respondió desorientado y algo sonrojado.
-Disfruta de lo que te quede, que después llegan los problemas
-¿Qué quieres decir con eso?
-No sé si lo sabes, pero tengo fama de matón. No quiero que piensen que soy un blando, si te encuentras conmigo y estoy con mis amigos, no me quedará otra que hacerte algo si te chocas con alguno como conmigo esta mañana. ¿Lo has entendido?
-Si...
-Bien, eso espero.
La conversación acabó cuando sonó el timbre y tuvieron que volver a sus clases. Gami estaba que no se lo creía. El que estaba calificado como el mayor matón le decía que no se metiera en problemas. ¿Era eso posible?
Entró en clase y se sentó junto a Anared. Hablaron hasta que llegó la profesora de nuevo
-Bien, puesto que es el primer día, en vez de seis horas, solo habrá cuatro por lo que, en cuanto toque la sirena, os podréis ir a vuestras casa -dijo Rosy-. Apuntad este horario y estos nombres de profesores para orientaros más.
Todos apuntaron el horario y los nombres en un papel cualquiera y se lo guardaron. A continuación, Rosy les puso cuentas para que las hicieran y en cuanto tocó el timbre todos salieron disparados.
Gami y Anared salieron juntos y cogieron por el mismo camino puesto que les quedaba muy cerca sus casas. En un punto del camino Gami observó que Anared se quedó embobado mirando a una chica que conocía algo que estaba con ellos en clase
-¿Te gusta o que? -le preguntó por lo bajo Gami
-¿Pero que dices? ¿Qué si me gusta? Me querrá ella a mí que no es lo mismo -respondió enfadado Anared
-Vale vale, solo era una pregunta -se defendió el labrador- y no te pongas así, que das miedo
-Y tú eres adorable, ¿no?
-Claro, soy muy bonito
Los dos se rieron y se fueron cada uno por su lado. Por todo el camino, Gami escuchó varias veces su nombre a lo lejos, como si no pudiera escuchar bien. También notó como algo le rozaba la piel a veces sin que nada le tocase. Se fue acercando a su casa donde vio a varias personas alrededor. De dentro salía algo de humo negro y se asustó. Fue corriendo al grupo de personas
-¿Qué ha pasado aquí?
-Ha habido un incendio y creemos que las dos personas que había dentro están muertas -dijo uno de los bomberos
-¿Qué? -pudo decir antes de sentir como le fallaba las piernas y caer en el suelo inconsciente
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Gami se despertó en un hospital con varias personas alrededor
-Por fin despiertas -dijo uno de los doctores- te desmayaste enfrente de la casa incendiada
-Mis padres... ¿están bien? -preguntó Gami aun sabiendo la respuesta
-¿Son tus padres los de aquella casa?
-Si
-Bueno... están muertos -soltó de golpe- ¿estás bien?
-Si... estoy bien... -respondió con tristeza- ya... ya me lo esperaba... -no pudo continuar pues las lágrimas salieron de sus ojos
-Lo siento mucho, muchacho... ¿tienes a donde ir?
-¿Qué?
-Si no están tus padres, tienes que quedarte con alguien, ¿tienes algún tío o tía?
-No... nos acabamos de mudar. Además, no tengo contacto con mis tíos
-¿Y tu padrino y tu madrina?
-No sé como se llaman, mis padres no mantenían nada de contacto con ellos
-Entonces... tendremos que enviarte a un orfanato cuando salgas de aquí
-...
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-Lydon, te quedas solo ¿vale?
-Vale mamá -respondió el lobo con su enérgica voz- a ver que echan por la tele
Lydon encendió la televisión y zapeó un poco para al final poner las noticias
"-Hoy ha ocurrido un acontecimiento muy triste, ya que una casa se incendió sobre las doce de la mañana y la pareja que vivía ahí ha muerto calcinadas por las llamas -la reportera paró para coger un papel- hay nuevas noticias. Según el hospital Cepma, la pareja tenía un hijo de unos doce o trece años que se encuentra en óptimas condiciones. Les paso con el reportero Lucas. Lucas, ¿Cómo va por allí?
-Pues bastante bien. El chico no tiene heridas ni quemaduras, es más, en realidad lo trajeron porque se desmayó al escuchar la noticia. Está muy triste pero, como acabo de decir, sin ningún daño físico. Este chico, llamado Gami Galbis, al no tener a nadie con quien quedarse, lo trasladarán al orfanato..."
Lydon se quedó de piedra. No se acababa de creer eso y menos que le pasara a alguien cercano. Entonces lo decidió, no sabía por qué, que convencería a su madre para poder llevarlo a su casa.